Australia lidera prohibición de redes sociales para menores de 16 años

El país oceánico impuso la primera regulación nacional estricta, con multas millonarias para plataformas que no cumplan, mientras España y Europa avanzan en marcos similares

Australia lidera prohibición de redes sociales para menores de 16 años

Australia se convirtió este 10 de diciembre de 2025 en el primer país en implementar una prohibición nacional que impide a menores de 16 años crear cuentas en redes sociales como Instagram, TikTok, Facebook y Snapchat, con multas de hasta 49,5 millones de dólares para plataformas que no cumplan las medidas de verificación de edad. La normativa responde a crecientes preocupaciones sobre el impacto en la salud mental infantil y representa un precedente que otros países como España, Francia y miembros de la Unión Europea están observando para diseñar sus propios marcos regulatorios.

Australia: el hito regulatorio mundial

Cuando el parlamento australiano aprobó en noviembre la prohibición del acceso a redes sociales para menores de 16 años, el primer ministro Anthony Albanese la calificó como “una medida pionera a escala mundial”. A diferencia de restricciones anteriores en otros países, esta ley establece obligaciones concretas para las empresas tecnológicas, que deben implementar sistemas de verificación de edad “razonables” y enfrentar sanciones millonarias por incumplimiento.

El gobierno australiano ha identificado nueve plataformas específicas que deben cumplir con la normativa: Facebook, Instagram, Snapchat, Threads, TikTok, X, YouTube, Reddit y Kick. Meta, propietaria de varias de estas plataformas, anunció que comenzaría a cerrar cuentas de adolescentes a partir del 4 de diciembre, implementando sistemas de verificación mediante documentos oficiales o videos selfies para los casos de eliminación por error.

“Se verá un poco desordenada durante su implementación. Las grandes reformas siempre lo son”, reconoció la ministra de Comunicaciones de Australia, Annika Wells, al anticipar los desafíos prácticos de la medida. Sin embargo, el gobierno defiende su necesidad ante datos alarmantes: un estudio oficial reveló que el 96% de los niños entre 10 y 15 años utilizan redes sociales en el país, y el 70% han estado expuestos a contenido dañino, incluyendo material misógino, videos de peleas, contenido pro-suicidio y acoso sexual.

Europa avanza en múltiples frentes regulatorios

Mientras Australia apuesta por un enfoque basado en la edad mínima, Europa está desarrollando un modelo regulatorio más multifacético. En España, el gobierno anunció una futura Ley Orgánica para la protección de menores en el entorno digital que elevará la edad mínima a 16 años, reforzará los controles parentales y tipificará penalmente conductas como los deepfakes y el grooming.

Este impulso legislativo se basa en el estudio “Infancia, adolescencia y bienestar digital” presentado recientemente por el gobierno español junto a UNICEF, que recopiló datos de casi cien mil menores. Los resultados son preocupantes: el 41% de los niños de diez años ya tiene teléfono móvil propio; a los doce años la cifra asciende al 76%, mientras que el 92,5% participa en al menos una red social, y el 9% de jóvenes entre diez y veinte años dedica más de cinco horas diarias entre semana a estas plataformas.

En el ámbito europeo, aunque el Parlamento ha emitido resoluciones no vinculantes recomendando un umbral de 16 años, el enfoque regulatorio se centra más en limitar funciones adictivas como el scroll infinito y el autoplay para cuentas infantiles, así como en fortalecer los deberes de protección de las plataformas. Reino Unido, por su parte, ha implementado normas de seguridad que exponen a las empresas a fuertes multas si no protegen adecuadamente a los menores de contenido ilegal y dañino.

América Latina: apoyo social pero avances regulatorios limitados

Según el estudio Ipsos Education Monitor, que analizó la percepción educativa en 30 países, existe un fuerte respaldo global a la restricción del acceso a redes sociales para menores de 14 años, con un 71% de los encuestados y un 74% de los padres apoyando esta medida. En América Latina, las encuestas Ipsos registran un amplio apoyo ciudadano a este tipo de restricciones, aunque los avances regulatorios son aún incipientes comparados con otras regiones.

A diferencia de Australia o España, los países latinoamericanos no han implementado prohibiciones nacionales basadas en la edad mínima. El debate se centra principalmente en educación digital, controles parentales y responsabilidades de las plataformas, sin un estándar regional unificado. Argentina, por ejemplo, muestra preocupaciones específicas: solo el 20% percibe positivamente la calidad del sistema educativo, el 43% considera que es deficiente, y la falta de presupuesto público y el hostigamiento entre pares son las principales preocupaciones identificadas.

La controversia: beneficios, riesgos y voces divergentes

La medida australiana ha generado un debate global con posturas encontradas. Expertos en salud mental y desarrollo infantil respaldan las restricciones, argumentando que las redes sociales contribuyen a aumentar la depresión, ansiedad, presión estética y trastornos alimentarios en niños y adolescentes. “Se trata de retrasar 36 meses el momento en el que se convierten en ciudadanos digitales de un ecosistema de redes sociales”, defiende Greg Attwells, director del grupo activista australiano 36 Months.

Sin embargo, las plataformas tecnológicas han expresado serias objeciones. Meta calificó la ley como “apresurada”, mientras que TikTok la describió como “inviable”. Las críticas se centran en la dificultad técnica de verificar edades de forma precisa, los riesgos para la privacidad por la recolección masiva de datos personales, y la posibilidad de que los adolescentes migren a espacios menos regulados de internet.

Los propios menores consultados reconocen los beneficios de las redes sociales para la socialización, creatividad y aprendizaje, pero prefieren regular el diseño persuasivo y las funciones adictivas antes que imponer vetos totales. En Francia, donde se propone una prohibición para menores de 15 años, los adolescentes han comenzado a crear cuentas con edades falsas y a buscar aplicaciones alternativas para sortear las restricciones.

Australia lidera prohibición de redes sociales para menores de 16 años

El desafío técnico: verificación de edad y privacidad

El éxito de estas regulaciones depende en gran medida de la capacidad para verificar la edad de los usuarios de manera efectiva y respetuosa con su privacidad. Australia ha prohibido el uso de documentos oficiales como pasaportes para la verificación, basado en preocupaciones de seguridad de datos, lo que complica la implementación práctica.

Las opciones tecnológicas incluyen reconocimiento facial, reconocimiento de voz y modelos de inferencia de edad, aunque el propio informe del gobierno australiano concluyó que el reconocimiento facial es el método menos fiable para el grupo demográfico al que se dirige la ley. Las plataformas están explorando soluciones híbridas y terceros especializados en verificación, pero los expertos advierten que ninguna solución es perfecta y los adolescentes determinados encontrarán formas de eludir los controles.

Hacia un enfoque integral de protección infantil digital

Más allá de las prohibiciones por edad, los expertos coinciden en la necesidad de un enfoque multifacético que combine regulación, educación y corresponsabilidad. “La infancia digital no puede entenderse únicamente como un riesgo ni como una oportunidad, sino como una realidad estructural que requiere acompañamiento humano y político”, señala el estudio presentado por el gobierno español y UNICEF.

Las familias, escuelas y administraciones deben actuar coordinadamente para ofrecer entornos seguros donde los menores puedan explorar, crear y aprender sin renunciar a su protección. Esto incluye alfabetización digital, educación emocional, formación de padres y docentes en competencias digitales, y espacios para el juego analógico, la conversación y la desconexión, elementos esenciales para el desarrollo emocional y social.

Mientras Australia implementa su histórica prohibición y España avanza hacia su Ley Orgánica, el mundo observa atentamente los resultados de estas políticas pioneras. El reto no es prohibir la tecnología, sino guiar su uso responsable para garantizar que la infancia digital se traduzca en una ciudadanía libre, informada y plenamente humana.

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