
Fabricio Vela analiza la histórica falta de consensos entre empleadores y trabajadores, y urge una reforma laboral estructural.
El director de Primera Plana, Fabricio Vela, destacó este martes 16 de diciembre de 2025 el reciente acuerdo entre empleadores y trabajadores para incrementar el salario básico unificado en Ecuador —el primero desde 2016—, pero advirtió que este logro puntual no resuelve las divisiones estructurales en un sistema laboral anticuado, marcado por décadas de desencuentros y una representación sindical fragmentada.
Un histórico de consensos rotos
Según datos analizados por Vela, desde la dolarización en 2000 solo hubo dos acuerdos explícitos entre empleadores y trabajadores para fijar el salario básico unificado: en 2016 y 2025. Durante la pandemia (2020-2021), hubo un congelamiento implícito a $400, pero sin diálogo formal. “En un país donde históricamente no se ponen de acuerdo, este consenso es positivo, pero no basta”, afirmó Vela en A Primera Hora.
El salario básico pasó de $57 en 2000 a $470 en 2025, un incremento nominal acumulado del 720%. Sin embargo, su evolución refleja ciclos políticos: crecimientos acelerados bajo el gobierno de Rafael Correa (2007-2014), desaceleración en la era Moreno y ajustes moderados con Lasso y Noboa. “El aumento siempre ha sido una decisión estatal, no un pacto social”, señaló.
División sindical y representación cuestionada
Vela criticó la fragmentación del movimiento obrero, con dos centrales —el histórico Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la oficialista Central Unitaria de Trabajadores (CUT)— compitiendo por influencia en organismos como el Consejo Nacional de Trabajo y el IESS. “La CUT, creada para contrarrestar al FUT, hoy responde a gobiernos de turno, no a los trabajadores. ¿Quién representa realmente sus intereses?”, cuestionó.
Además, argumentó que el Estado controle el Consejo Directivo del IESS, pese a que sus fondos provienen de cotizaciones de afiliados. “El gobierno preside un ente que administra dinero de los trabajadores. ¿Por qué no hay rotación?”, planteó, vinculando esto a las crisis en la salud pública y la falta de transparencia.
La reforma laboral pendiente
El analista insistió en que el debate debe ir más allá del monto salarial. Propuso abrir un diálogo nacional para modernizar el sistema laboral, incorporando modalidades como la externalización —prohibida en la Constitución del 2008— y adaptándose a nuevas realidades como el teletrabajo y la economía digital. “No se trata de flexibilizar derechos, sino de actualizarlos sin regresiones”, aclaró.
Recordó el fallido intento del expresidente Lasso en 2021 de impulsar una reforma laboral, que fue archivada por la Asamblea. “El país necesita consensos mínimos, no troles legislativos ni discursos anclados en los años 80”, concluyó.

Mientras el aumento salarial de $12 para 2026 genera polarización, expertos coinciden en que Ecuador requiere una revisión integral de su marco laboral. La polarización entre empleadores y sindicatos, sumada a una institucionalidad débil, exige un pacto social de largo plazo —no solo para ajustar salarios, sino para garantizar empleos dignos en una economía globalizada.






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