
En Estados Unidos están surgiendo escuelas primarias privadas donde los maestros han sido reemplazados por inteligencia artificial. Solo 2 horas diarias con IA enseñan matemáticas y lenguaje; el resto del día, los niños participan en talleres de oratoria o educación financiera, supervisados por adultos llamados “guías”.
Esta tendencia, liderada por redes como Alfa, promete eficiencia y personalización, pero despierta fuertes debates. Expertos advierten: si los niños usan chatbots como ChatGPT sin límites, podrían copiar respuestas sin aprender, atrofiando su pensamiento crítico.
Plataformas educativas como Khanmigo sí buscan guiar el razonamiento, no entregar respuestas listas. Sin embargo, la IA no enseña empatía, ética ni trabajo en equipo —valores que solo los maestros humanos transmiten con profundidad. Incluso en Harvard, algunas clases han vuelto al lápiz y papel, sin pantallas.
La inteligencia artificial es imparable en la educación, pero no debe reemplazar al docente, sino complementarlo. ¿Estamos priorizando la velocidad sobre la formación integral de las nuevas generaciones?






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