Un acto de irreverencia reavivó el debate sobre el comportamiento de los turistas extranjeros en Japón.
Las autoridades japonesas arrestaron a un turista estadounidense de 65 años, identificado como Steve Hayes, acusado de vandalizar el santuario Meiji Jingu, uno de los sitios más emblemáticos de Tokio. Hayes, quien llegó a Japón el lunes junto a su familia, presuntamente grabó con sus uñas cinco letras en un pilar de madera de la icónica puerta torii del santuario, el martes por la mañana.
El incidente, calificado por la policía como “daño a la propiedad”, destacó un problema creciente para Japón: la indisciplina de algunos visitantes internacionales. La ola de turismo que sigue al levantamiento de restricciones por la pandemia ha traído consigo no solo beneficios económicos —27 millones de visitantes dejaron 5.86 billones de yenes hasta septiembre—, sino también un aumento en actos de vandalismo y comportamientos inapropiados en sitios sagrados y turísticos.
Este caso se suma a otros incidentes recientes, como grafitis en el santuario Yasukuni y el uso inapropiado de estructuras culturales por influencers extranjeros. En respuesta, las autoridades han adoptado medidas drásticas, como limitar accesos, imponer tarifas en sitios turísticos y reforzar la vigilancia.
El arresto de Hayes, tras ser identificado mediante cámaras de seguridad, ha suscitado críticas sobre la falta de respeto hacia la herencia cultural japonesa. Aunque el consulado de Estados Unidos ofreció asistencia consular al detenido, el debate sobre cómo equilibrar el turismo masivo y la preservación de la identidad cultural persiste. ¿Deberían endurecerse las medidas para proteger el patrimonio cultural frente a la avalancha turística?
Fuente: prensa.ec
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.