La multinacional española enfrenta un año turbulento con una depreciación de más de 2.000 millones en activos, mientras busca reinventarse bajo nueva dirección.
En un año marcado por desafíos financieros y cambios en su cúpula directiva, Telefónica reportó pérdidas de 49 millones de euros en 2024. Aunque sin este impacto, la compañía habría obtenido un beneficio neto de 2.304 millones, el deterioro de sus activos y la caída en mercados clave como Brasil y Alemania plantean preguntas sobre su futuro estratégico.

El 2024 no fue un año fácil para Telefónica. La multinacional española, una de las mayores operadoras de telecomunicaciones del mundo, registró pérdidas netas de 49 millones de euros, un resultado que contrasta con los beneficios de años anteriores. La causa principal: una depreciación de más de 2.000 millones de euros en el valor de sus activos, un golpe financiero que la compañía atribuye a la reevaluación de sus inversiones en mercados clave y a la desaceleración económica global.
Sin este impacto extraordinario, Telefónica habría alcanzado un beneficio neto de 2.304 millones de euros, un 2,8% menos que en 2023. Aunque este dato podría interpretarse como una señal de resiliencia, la realidad es que la compañía enfrenta desafíos estructurales que requieren atención inmediata.
Los ingresos de Telefónica crecieron un 1,6% en 2024, alcanzando los 41.315 millones de euros. Este crecimiento fue impulsado principalmente por los mercados de España e Hispanoamérica, donde la demanda de servicios digitales y de conectividad sigue en aumento. Sin embargo, no todos los mercados respondieron de la misma manera.

En Brasil, uno de los mercados más importantes para la compañía, los ingresos cayeron debido a la intensa competencia y a la depreciación de la moneda local. Alemania, otro pilar estratégico, también experimentó un retroceso, lo que refleja las dificultades de Telefónica para consolidarse en mercados altamente competitivos y regulados.
El 2024 también marcó el final de una era para Telefónica. José María Álvarez-Pallete, quien lideró la compañía durante años, fue reemplazado en enero por Mar Murtra, un ejecutivo con una visión centrada en la transformación digital y la sostenibilidad. Este relevo se produjo en un contexto de cambios significativos en la estructura accionarial de la compañía, con la entrada de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y la operadora saudí STC como accionistas relevantes.
El nuevo liderazgo llega en un momento crucial. Telefónica no solo debe lidiar con la depreciación de sus activos, sino también con la necesidad de adaptarse a un mercado global en constante evolución, donde la innovación y la eficiencia operativa son claves para mantenerse competitivo.
A pesar de los desafíos, Telefónica sigue siendo un gigante en el sector de las telecomunicaciones. Su capacidad para generar ingresos en mercados clave y su apuesta por la transformación digital son señales positivas. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es: ¿Podrá la nueva dirección de Mar Murtra revertir la tendencia negativa y posicionar a Telefónica como líder en la era de la conectividad 5G y la inteligencia artificial?
Telefónica enfrenta un momento decisivo en su historia. Con pérdidas significativas y un cambio de liderazgo, la compañía debe reinventarse para mantenerse relevante en un sector en constante transformación. ¿Será 2025 el año en que Telefónica recupere su rumbo, o los desafíos actuales marcarán el inicio de un declive irreversible?
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