Ecuador enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, con un récord de 36,399 hectáreas quemadas entre enero y septiembre de 2024. Este dramático aumento de incendios forestales ha puesto en alerta roja a 15 provincias y está afectando gravemente la salud pública, la calidad del aire y el ecosistema nacional.
El incremento en los incendios forestales de Ecuador ha alcanzado cifras históricas, provocando una alerta sin precedentes. Entre enero y septiembre de 2024, el país ha registrado la mayor extensión de hectáreas quemadas en los últimos 14 años, con un total de 36,399 hectáreas. Esta situación crítica ha llevado al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional a declarar la alerta roja en 15 provincias. La combinación de un déficit hídrico severo y condiciones climáticas extremas ha exacerbado la situación, generando un impacto significativo en la salud pública.
Impacto en la salud pública
Uno de los efectos más preocupantes de esta crisis es el deterioro de la calidad del aire. Los incendios forestales no solo destruyen el ecosistema, sino que liberan partículas contaminantes peligrosas para la población. En Quilanga, Loja, se han quemado más de 6,295 hectáreas, lo que ha afectado gravemente la calidad del aire local. La inhalación de humo ha causado problemas respiratorios y cardiovasculares, especialmente en niños, ancianos y personas con condiciones preexistentes. Las autoridades han emitido alertas sanitarias, instando a la población a limitar las actividades al aire libre y utilizar mascarillas para protegerse del humo.
En Quito, la situación no es mejor. El 24 de septiembre, se registraron seis incendios en diferentes áreas, siendo el de Guápulo el más significativo. Las vías cerradas y la densa capa de humo en la capital han dificultado la vida diaria de los residentes, quienes están expuestos a la degradación de la calidad del aire.
Condiciones climáticas adversas
Las altas temperaturas, junto con la baja humedad relativa, han creado condiciones favorables para la propagación de incendios. Estos factores han agravado la crisis ambiental y sanitaria en el país. La inhalación prolongada de humo aumenta los riesgos de enfermedades respiratorias graves, algo especialmente alarmante en un contexto donde los servicios de salud ya están sobrecargados. Las autoridades sanitarias han advertido sobre el aumento en las hospitalizaciones debido a complicaciones respiratorias, lo que subraya la gravedad del problema.
Respuesta gubernamental y comunitaria
A pesar de los esfuerzos del gobierno y las brigadas de bomberos, la magnitud de los incendios dificulta el control de la situación. Brigadas terrestres y aéreas han sido desplegadas para combatir los incendios, pero las condiciones extremas continúan representando un desafío formidable. Además de estas acciones, las autoridades han lanzado campañas de educación comunitaria para prevenir futuros incendios, instando a la población a evitar prácticas riesgosas, como la quema de desechos o la deforestación irresponsable.
Consecuencias ecológicas y proyecciones futuras
El daño ecológico causado por los incendios es devastador. La pérdida de biodiversidad, la destrucción de hábitats naturales y la contaminación de recursos hídricos afectan no solo al medio ambiente, sino también a la seguridad alimentaria y económica de las comunidades locales. Además, con el periodo seco proyectado hasta diciembre, los expertos advierten que la situación podría empeorar.
Es crucial que se fortalezcan las medidas preventivas y reactivas para proteger tanto al medio ambiente como a la salud pública. La colaboración entre comunidades, autoridades y organizaciones ambientales será fundamental para mitigar los efectos de esta crisis.
¿Qué medidas deberían implementarse para reducir el impacto de los incendios forestales en la salud pública?
Fuente: Prensa.ec
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