Enclavados en parajes de belleza indescriptible y cargados de historia, los pueblos colgantes de Francia emergen como testigos vivos de la Edad Media. Desde Rocamadour hasta Saint-Cirq-Lapopie, estos bastiones defensivos encaramados en lo alto de montañas ofrecen una experiencia única para los viajeros modernos. Exploraremos algunos de estos tesoros arquitectónicos que, además, forman parte de la prestigiosa lista de “Los Pueblos más Bellos de Francia”, atrayendo a aquellos que buscan sumergirse en la rica historia medieval del país galo.

Rocamadour, la Ciudadela Santa
Construido en el siglo XII sobre la garganta del río Alzou, Rocamadour es un peregrinaje a la historia y la espiritualidad. Su Capilla de Notre-Dame, excavada en la roca, alberga la tumba de San Amadour y una Virgen negra del siglo XII. Los peregrinos ascendían de rodillas por una escalinata de 216 peldaños, contribuyendo a su aura mística. La tradición local asegura que aquí reposa la legendaria espada Duracel, lanzada por Roland durante la batalla de Roncesvalles.
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Najac, una Serpiente en el Corazón del Bosque
Najac se diferencia por su trazado único, una calle extendida en el corazón de los bosques del Aveyron. Su fortaleza preside la localidad, destacando por sus altas aspilleras y una Torre del Homenaje que ofrece vistas magníficas. Las calles empedradas revelan monumentos como la fuente del siglo XIV, sumergiendo al visitante en un viaje visual por la historia.
Éze, la Roca de la Riviera Francesa
En el corazón de la Provenza, Éze se alza a 427 metros sobre el collado d’Eze, brindando vistas panorámicas al Mediterráneo. Sus calles, adornadas con vegetación exótica, recuerdan a un jardín medieval. El pueblo, coronado por una iglesia y una explanada, conserva vestigios de su antiguo castillo. Un paseo por este enclave colgante invita a sumergirse en la historia mientras se disfruta del entorno mediterráneo.
Cordes-sur-Ciel, Tocando el Cielo
Fundado en 1222, Cordes-sur-Ciel es una bastide colgante que mantiene sus murallas y calles adoquinadas. La restauración de 1940 devolvió la belleza original a este pueblo de Occitania. Las calles empedradas, las plazas porticadas y la presencia del Museo de las Artes del Azúcar y el Chocolate hacen de Cordes-sur-Ciel un destino imperdible.
Pont-en-Royans, a Ras del Agua
Construido en el siglo XVI como paso estratégico entre el macizo de Vercors y el valle del Isère, Pont-en-Royans se desarrolló a lo largo del río. Sus casas colgantes, hoy dentro del Parque Natural Regional del Vercors, muestran un encanto singular. Un pequeño Museo del Agua ofrece un viaje interactivo a la historia local.
Gordes, un Pueblo con Raíces
Gordes, en la Vaucluse, destaca por su construcción en espiral sobre un acantilado. El castillo del siglo XI, la iglesia románica y el Palacio de Saint-Firmin revelan su rica historia. La aldea, con calles empinadas y túneles, revela su pasado troglodita. Inspirador para artistas como Marc Chagall, Gordes sigue siendo uno de los pueblos más bellos de Francia.
Beynac-et-Canezac, el Pueblo que Trepa por la Colina
Situado en el valle del Dordoña, Beynac-et-Canezac se eleva como una corona de piedra. Su castillo medieval del siglo XIII, bien conservado, cuenta la historia de las guerras medievales. Desde la base del río, los visitantes suben por empinados caminos, descubriendo casas construidas adosadas al acantilado. La iglesia de Saint-Jacques y la fuente en la plaza Pélissière añaden encanto a este destino histórico.
La Roque-Gageac, un Jardín Tropical Junto al Dordoña
En la región de Aquitania, La Roque-Gageac se alinea a lo largo del río Dordoña. Con vestigios galo-romanos y un microclima especial, este pueblo encantador invita a pasear por sus calles adornadas con vegetación tropical. La iglesia del siglo XIV culmina la experiencia con vistas impresionantes sobre el valle del Dordoña.
Castelnaud-la-Chapelle, un Bastión Imponente
Situado en Aquitania, Castelnaud-la-Chapelle destaca por sus dos castillos, testigos de la Guerra de los Cien Años. La fortaleza medieval del siglo XIII y el Castillo des Milandes, palaciego, albergan el Museo de la Guerra Medieval. Con una historia tumultuosa, Castelnaud-la-Chapelle se erige como un imponente bastión en la confluencia de los ríos Dordoña y Céou.
Saint-Cirq-Lapopie
Ubicado en el Parque Natural des Causses du Quercy, Saint-Cirq-Lapopie se alza sobre el río Lot. Su desarrollo medieval se vincula al comercio de madera y la Ruta de Saint-Jacques. Conserva callejones empedrados y casas medievales, atrayendo a artistas y visitantes que buscan sumergirse en la autenticidad de este Monumento Histórico.
Fuente: Prensa.ec

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