Portoviejo se aventura en la era digital

El ambicioso proyecto Smart City enfrenta desafíos de infraestructura y brecha digital

Portoviejo se aventura en la era digital

Portoviejo, capital de Manabí, se embarca en un ambicioso proyecto para convertirse en una “ciudad inteligente”, pero la realidad tecnológica del cantón plantea interrogantes sobre la viabilidad y el impacto real de esta iniciativa en la calidad de vida de sus habitantes.

El Congreso Smart City, inaugurado con las palabras de bienvenida de Dominique Crespo, directora de Deje Comunicaciones, y el alcalde Javier Pincay, marca el inicio de una nueva era para Portoviejo. Con promesas de transformación digital y mejora en la calidad de vida, el municipio se propone posicionar a la ciudad como un referente tecnológico a nivel nacional e internacional. Sin embargo, un análisis crítico de la situación actual revela una serie de desafíos que podrían obstaculizar este sueño tecnológico.

Crespo, en su discurso inaugural, destacó la importancia del evento para el futuro de la ciudad y el desarrollo sostenible. No obstante, sus palabras contrastan con la realidad de una brecha digital significativa en Portoviejo. Según datos del INEC de 2021, solo el 54.7% de la población urbana en Ecuador tiene acceso a internet. Frente a esta realidad, el ambicioso objetivo de alcanzar una conectividad del 80% al 90% para 2027 parece más una utopía que un plan factible.

La administración municipal, respaldada por empresas y colaboradores como los mencionados por Crespo (Ministerio de Turismo, SETI, Dirección de Turismo de Portoviejo, Hotel Oro Verde, Copa Airlines, AmCham, entre otros), deberá enfrentar no solo los retos de infraestructura, sino también los obstáculos socioeconómicos que impiden el acceso equitativo a la tecnología.

Portoviejo se aventura en la era digital

El Centro de Emprendimiento, Tecnología e Innovación (CETI) se presenta como la joya de la corona en este proyecto. Sin embargo, su impacto real en la economía local y en la generación de empleo calificado aún está por verse. La formación de 2,000 jóvenes en tecnología es un paso positivo, pero insuficiente para transformar la matriz productiva de una ciudad con más de 300,000 habitantes.

La implementación de tecnologías como la red LoRaWAN para la comunicación de dispositivos IoT y el sistema de alerta temprana para inundaciones son avances notables. No obstante, estas soluciones tecnológicas deben ir acompañadas de políticas públicas integrales que aborden problemas estructurales como la planificación urbana deficiente y la vulnerabilidad ante desastres naturales.

El alcalde Pincay destaca el tercer lugar de Portoviejo en el ranking nacional de ciudades inteligentes y sostenibles. Sin embargo, este logro contrasta con la realidad cotidiana de muchos portovejenses que aún luchan con servicios básicos deficientes y una economía local que no ha logrado despegar después del devastador terremoto de 2016.

La digitalización del patrimonio cultural y la apuesta por el turismo gastronómico mediante tecnologías inmersivas son iniciativas interesantes, pero corren el riesgo de quedarse en meras herramientas de marketing si no se acompañan de una estrategia integral de desarrollo económico y cultural.

El proyecto FoodTech Portoviejo, que promete 100 becas para la formación en tecnología aplicada a la cadena alimentaria, es una propuesta innovadora. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de integrar estas nuevas habilidades en el tejido productivo local y de crear oportunidades reales de empleo para los graduados.

La administración municipal y Deje Comunicaciones, representada por Crespo, deben ser cautelosas al promocionar a Portoviejo como una Smart City. El riesgo de crear expectativas que no se puedan cumplir es alto, especialmente cuando los indicadores socioeconómicos de la ciudad aún reflejan desafíos importantes en términos de empleo, educación y acceso a servicios básicos.

La transformación de Portoviejo en una ciudad inteligente requiere más que la implementación de tecnología de punta y discursos optimistas. Necesita un enfoque holístico que aborde las desigualdades socioeconómicas, mejore la infraestructura básica y fomente una cultura de innovación accesible para todos los sectores de la sociedad.

El camino hacia una Portoviejo verdaderamente inteligente es largo y complejo. Requiere no solo de visión tecnológica y apoyo empresarial, sino también de un compromiso firme con la equidad, la sostenibilidad y la participación ciudadana. Solo así, la promesa de una Smart City podrá traducirse en mejoras tangibles en la calidad de vida de todos los portovejenses.

¿Está Portoviejo realmente preparada para convertirse en una Smart City, o es este proyecto un salto al vacío tecnológico que podría ampliar aún más las brechas existentes en la ciudad?

Fuente: prensa.ec

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