El presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Agricultura del Ecuador expresa sus preocupaciones sobre el impacto y la viabilidad de la ley propuesta.
La reciente propuesta de ley de protección animal en Ecuador ha generado controversia en diversos sectores. Fausto Álvarez, presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Agricultura del Ecuador, cuestiona si esta normativa puede equilibrar la protección animal y los intereses productivos del país, o si simplemente se trata de una distracción política.
Fausto Álvarez, líder de la Federación Nacional de Cámaras de Agricultura del Ecuador, ha expresado su escepticismo respecto a la nueva propuesta de ley de protección animal. Según Álvarez, esta legislación podría ser más una maniobra distractiva que una solución real a los problemas fundamentales del país. “Estamos siendo manejados por la política y la politiquería de nuestro país,” afirma, señalando que este proyecto desvía la atención de cuestiones más críticas como la reciente elección del presidente de la Judicatura.
Álvarez subraya tres puntos clave en su razonamiento. En primer lugar, critica la relevancia del proyecto en un momento donde otras cuestiones urgentes requieren atención. En segundo lugar, cuestiona la imposición de ideas por parte de un grupo minoritario, describiendo a sus proponentes como personas con “desequilibrio emocional”. Finalmente, menciona la necesidad de una transición gradual, comparando la situación con la evolución de la agricultura orgánica hace tres décadas.
El presidente de la Federación también señala que la ley actual ya regula la salud animal y la alimentación humana, y que el nuevo proyecto es innecesario y podría ser perjudicial para la economía. “Es inaudito que un grupo minúsculo de personas nos trate de imponer un tema que no tiene sentido común,” comenta. Álvarez admite que hay elementos rescatables en la propuesta, pero insiste en que los cambios deben ser graduales y basados en evidencia.
La comparación con la agricultura orgánica ilustra su punto sobre la transición. En sus inicios, esta práctica también fue recibida con escepticismo y rechazo, pero con el tiempo, se adoptaron mejoras que beneficiaron tanto a productores como a consumidores. De manera similar, Álvarez sugiere que cualquier cambio en las prácticas de cría y faena debe ser gradual y consensuado.
El argumento sobre la imposición de agendas minoritarias también se extiende al ámbito económico. Álvarez advierte que implementar estos cambios drásticamente podría triplicar el costo de productos como el huevo, afectando a pequeños y medianos empresarios y, en última instancia, al consumidor ecuatoriano. “No podemos dejar pasar algo que nace muerto y sin razón,” enfatiza.
Por otro lado, el ministro de Agricultura ha manifestado que el presidente Noboa vetará esta ley, un paso que Álvarez considera necesario. Sin embargo, también reconoce la importancia de incluir las voces de los grupos minoritarios en el debate, asegurando que algunas de sus propuestas podrían tener viabilidad en el futuro si se manejan adecuadamente.
Álvarez finaliza destacando la necesidad de prácticas dignas en la producción animal. A pesar de las mejoras en el manejo de ganado y otros animales de cría en las últimas décadas, reconoce que siempre hay espacio para el progreso. Sin embargo, insiste en que las nuevas regulaciones deben ser realistas y no basarse en ideologías extremas.
En resumen, mientras que la propuesta de ley de protección animal tiene la intención de mejorar las condiciones para los animales, también presenta desafíos significativos para el sector productivo del Ecuador. La clave, según Álvarez, es encontrar un equilibrio entre las nuevas ideas y las prácticas existentes, asegurando una transición que beneficie a todos los involucrados.
Fuente: PORTADAS | prensa.ec
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