La provincia ecuatoriana busca posicionarse como la primera Región Gastronómica Mundial de las Américas, en un esfuerzo que plantea desafíos y promesas de desarrollo.

La provincia de Manabí ha presentado oficialmente su candidatura para convertirse en la Región Gastronómica Mundial 2026, lo que la posicionaría como la primera región de las Américas en recibir este prestigioso reconocimiento. Este esfuerzo, liderado por la Prefectura de Manabí y diversas organizaciones locales, busca no solo destacar la rica tradición culinaria de la provincia, sino también impulsar su economía y atraer inversiones. Pero, ¿realmente está Manabí preparada para asumir este reto en un contexto global cada vez más competitivo?
La iniciativa de postular a Manabí como Región Gastronómica Mundial 2026, presentada el 28 de agosto en Quito, representa un ambicioso esfuerzo por posicionar a la provincia en el escenario internacional. Este proyecto, que pretende hacer de la gastronomía el motor de desarrollo de Manabí, se enfrenta a competidores de renombre como la isla de Gozo en Malta, Kvarner en Croacia y Creta en Grecia. La pregunta que surge es si Manabí, con su rica tradición culinaria pero limitada infraestructura turística, puede realmente competir a este nivel.
El prefecto de Manabí, Leonardo Orlando, ha subrayado la importancia de esta candidatura como un “sueño colectivo” que une a diversos sectores de la sociedad ecuatoriana. Sin embargo, detrás de esta retórica, es crucial analizar si los recursos disponibles y las políticas locales están alineados para cumplir con las exigencias que un título de esta magnitud demanda. Aunque la gastronomía de Manabí es un pilar cultural y económico, representando más del 60 % del movimiento económico del sector terciario, la pregunta que persiste es si este reconocimiento se traducirá en un desarrollo sostenible para la provincia o si quedará como un intento fallido de marketing territorial.

El plan de desarrollo de cinco años diseñado por el Comité Promotor, integrado por la Prefectura, la Fundación FUEGOS, la Cámara de Industrias y Producción de Manabí, y la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, es ambicioso. Sin embargo, la efectividad de este plan dependerá en gran medida de la capacidad de Manabí para atraer inversión extranjera y aumentar su afluencia turística, en un entorno donde la competencia por turistas y recursos es feroz. Además, la infraestructura turística de Manabí, aunque en crecimiento, aún presenta deficiencias que podrían afectar la percepción de los evaluadores internacionales.
En octubre de 2024, un equipo de expertos del Instituto de Gastronomía, Cultura, Arte y Turismo (IGCAT) visitará Manabí para evaluar su candidatura. Esta visita será crucial para determinar si la provincia cumple con los estándares internacionales para ser considerada una Región Gastronómica Mundial. No obstante, el éxito de esta candidatura no solo dependerá de la riqueza culinaria de Manabí, sino también de la capacidad de la provincia para ofrecer una experiencia turística integral que esté a la altura de otras regiones competidoras.
En definitiva, la candidatura de Manabí como Región Gastronómica Mundial 2026 es un esfuerzo loable que podría tener un impacto significativo en el desarrollo local. Sin embargo, es necesario que las autoridades y actores involucrados aseguren que esta iniciativa no se quede en promesas vacías, sino que se traduzca en beneficios tangibles para la población. La gastronomía, sin duda, es un vehículo poderoso para el desarrollo, pero debe estar acompañada de políticas coherentes y recursos adecuados.
Fuente: prensa.ec
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