El Muro de Adriano se erige como una de las estructuras más impresionantes y mejor conservadas de la época romana en Gran Bretaña. Esta vasta muralla, hecha de piedra y tierra, se extendía por casi 120 kilómetros a través del norte de Inglaterra, marcando la frontera entre la “civilización” romana y las tribus “bárbaras” del norte.

La Construcción del Muro de Adriano
En el año 122 d.C., el emperador Adriano ordenó la construcción de esta barrera monumental con el propósito de “separar a los romanos de los bárbaros” y asegurar la estabilidad del imperio. Aunque las razones exactas detrás de esta decisión siguen siendo objeto de debate entre los historiadores, se cree que el muro representaba tanto una declaración de poder como una estrategia defensiva para controlar y regular el tráfico fronterizo.
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Construido principalmente con piedra arenisca, el muro alcanzaba casi 3 metros de ancho y se elevaba entre 5 y 6 metros de altura. A lo largo de su recorrido, se erigieron numerosos fuertes, torres de vigilancia y puestos de control, lo que permitía a los romanos mantener una vigilancia estricta sobre las actividades a ambos lados de la frontera.
El muro comenzaba en el golfo de Solway, al oeste, y se extendía hasta el estuario del río Tyne, al este, cubriendo una distancia total de aproximadamente 117 kilómetros. En 1987, esta imponente estructura fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su valor histórico y arqueológico.
Las Tablillas de Vindolanda: Una Ventana a la Vida Cotidiana Romana
Uno de los hallazgos más fascinantes asociados con el Muro de Adriano son las Tablillas de Vindolanda, más de 700 tablillas de madera que contienen escritos en tinta de la época romana. Descubiertas en el fuerte romano de Vindolanda, al sur del muro, estas tablillas ofrecen una visión única de la vida cotidiana de los soldados, sus familias y la población local durante los siglos I y II d.C.
Las tablillas incluyen una variedad de documentos, desde correspondencia personal hasta registros oficiales del ejército. Entre los hallazgos más destacados se encuentra una invitación a una fiesta de cumpleaños escrita por Claudia Severa, esposa de un comandante, a Sulpicia Lepidina, esposa de otro comandante en Vindolanda. Este es uno de los primeros escritos en latín conocidos redactados por una mujer en la época romana.
Otros textos encontrados en las tablillas incluyen listas de suministros, peticiones de artículos, registros de pago a los soldados y hasta lecciones de escritura en latín. Estos documentos ofrecen una imagen detallada de la vida cotidiana en la frontera norte del Imperio Romano, revelando que incluso los soldados de diversos orígenes debían ser capaces de leer y escribir en latín para comunicarse.
La Importancia Arqueológica de las Tablillas de Vindolanda
Las Tablillas de Vindolanda son consideradas un tesoro arqueológico de inmenso valor. Antes de su descubrimiento en 1973, no se conocían ejemplos de documentos escritos en tinta sobre madera de la época romana en Gran Bretaña. Estos hallazgos han proporcionado a los investigadores una fuente invaluable de información sobre la administración, la vida militar y las relaciones sociales en la frontera norte del Imperio.

Actualmente, la mayoría de las tablillas se conservan en el Museo Británico, aunque algunas se exhiben temporalmente en el sitio de Vindolanda. El trabajo de conservación y estudio realizado por el Museo Británico es crucial para asegurar la preservación de estos frágiles artefactos a largo plazo.
El arqueólogo Robin Birley ha destacado la importancia y el carácter innovador del estudio de las tablillas, que ha permitido comprender mejor cómo se almacenaban, conservaban y gestionaban estos valiosos documentos en la época romana. Además, estas tablillas han proporcionado una imagen más detallada de la vida en la frontera norte de Britania, difícilmente alcanzable a través de otras fuentes históricas.
El Muro de Adriano y la Frontera Norte del Imperio Romano
El Muro de Adriano no solo fue una formidable construcción militar, sino también una frontera que separaba la “civilización” romana de las tribus “bárbaras” del norte. Esta muralla de piedra y tierra marcaba la línea divisoria entre dos mundos, separando el territorio controlado por Roma de las tierras más allá de su dominio.
Más allá del muro se encontraban las tribus britanas, a quienes los romanos consideraban “bárbaros” y con quienes mantuvieron una relación tensa y conflictiva. Sin embargo, el muro también funcionaba como una frontera controlada que permitía una interacción más pacífica y ordenada entre los romanos y sus vecinos del norte.
Tras casi 70 años de uso, el Muro de Adriano fue abandonado en el año 383 d.C., cuando la frontera del Imperio Romano en Britania volvió a ser la muralla de Adriano. A pesar de su abandono, gran parte de la estructura original se ha conservado hasta nuestros días, convirtiéndose en un símbolo icónico de la presencia romana en la isla.
El Muro de Adriano y las Tablillas de Vindolanda representan dos de los tesoros arqueológicos más importantes y fascinantes de la época romana en Gran Bretaña. Estos hallazgos proporcionan una ventana única a la vida cotidiana, la administración y las relaciones sociales en la frontera norte del Imperio Romano.
La impresionante construcción del muro y la riqueza de información contenida en las tablillas nos permiten comprender mejor la historia y la cultura de la Britania romana. Su conservación y estudio continuo son esenciales para preservar este legado excepcional, que sigue cautivando a estudiosos y visitantes de todo el mundo.
Fuente: Prensa.ec

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