La resiliencia de la Atención Primaria de Salud en Bolivia durante la pandemia: lecciones de la medicina tradicional

Durante la pandemia de COVID-19, Bolivia se enfrentó a desafíos sin precedentes en su sistema de Atención Primaria de Salud (APS). En este contexto, la medicina tradicional y las parteras desempeñaron un rol esencial, destacando la importancia de prácticas ancestrales en la resiliencia sanitaria.

La resiliencia de la Atención Primaria de Salud en Bolivia durante la pandemia: lecciones de la medicina tradicional

La pandemia de COVID-19 puso de relieve la fragilidad de los sistemas de salud a nivel mundial. En Bolivia, donde la APS ya enfrentaba limitaciones debido a la falta de recursos, infraestructura insuficiente y un déficit de personal médico capacitado, la crisis sanitaria acentuó las desigualdades en el acceso a servicios. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, la respuesta del país ofrece valiosas lecciones sobre cómo un enfoque inclusivo y comunitario puede fortalecer la resiliencia de la salud pública.

Uno de los pilares fundamentales en esta estrategia fue el rol de la medicina tradicional, profundamente arraigada en las comunidades indígenas. En un escenario donde los hospitales estaban colapsados y los tratamientos convencionales eran inaccesibles para muchas personas, la población boliviana recurrió a remedios ancestrales. Esta práctica, reconocida por la Ley 459 de 2013 y el Decreto Supremo 2436 de 2015, se consolidó como una alternativa efectiva para tratar enfermedades durante la emergencia sanitaria. A pesar del escepticismo que a menudo rodea a la medicina tradicional, la pandemia mostró su relevancia no solo como recurso complementario, sino como una herramienta esencial en momentos de crisis.

Las parteras tradicionales también emergieron como figuras clave en la primera línea de atención. En áreas rurales, donde el acceso a hospitales es limitado, las parteras asumieron un rol crítico en el cuidado prenatal y postnatal. Organizaciones como la OPS destacaron el impacto de su trabajo al coordinar iniciativas conjuntas con el programa Salud Familiar Comunitaria e Intercultural (SAFCI). Esta colaboración entre la medicina tradicional y la moderna subrayó la necesidad de un enfoque integral y holístico en la atención de salud, sobre todo en comunidades vulnerables.

Las cifras oficiales ilustran el panorama: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque Bolivia incrementó el número de camas hospitalarias de 8,566 en 2000 a 8,912 en 2004, este aumento fue insuficiente para enfrentar la magnitud de la pandemia. Por su parte, la OPS ha subrayado la necesidad de mayor inversión en APS para mejorar la equidad y el acceso a los servicios de salud, lo que refleja una debilidad estructural que no fue exclusiva de Bolivia, sino una problemática global.

El estudio de caso que se lleva a cabo actualmente en Bolivia, bajo el auspicio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se enfoca en evaluar la resiliencia del sistema de APS durante la pandemia, con especial atención al papel de la medicina tradicional y de las parteras. Los resultados preliminares sugieren que la integración de estas prácticas no solo mejoró la respuesta a la emergencia, sino que promovió una mayor participación social y comunitaria, contribuyendo a una respuesta más equitativa y eficaz.

El desafío post-pandemia radica en cómo integrar permanentemente estos elementos en el sistema de salud boliviano. La APS, fortalecida por el reconocimiento de la medicina tradicional y la labor de las parteras, podría servir como modelo para otras naciones que enfrentan desigualdades similares.

¿Cómo pueden otros países aprender de la experiencia boliviana para mejorar la equidad en sus sistemas de salud?

Fuente: Prensa.ec

Virtono

Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.