Más de 4,700 trabajadores de la agencia de ayuda humanitaria serán puestos en licencia administrativa, mientras que 1,600 perderán sus empleos. Expertos advierten sobre el impacto global de esta decisión.
En un movimiento sin precedentes, la administración del presidente Donald Trump ha anunciado que pondrá en licencia administrativa a casi todos los empleados de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), mientras que 1,600 trabajadores serán despedidos. Esta decisión ha generado críticas por su potencial impacto en la ayuda humanitaria y el poder blando de EE.UU. ¿Qué significa esto para el futuro de la asistencia global?

El domingo 23 de febrero de 2025, la administración Trump notificó a los empleados de USAID que serían puestos en licencia administrativa a partir de las 11:59 p.m. EST. Solo un pequeño grupo de personal designado para funciones críticas, liderazgo central y programas especiales continuará trabajando. Además, 1,600 empleados con base en EE.UU. serán despedidos como parte de una “reducción de fuerza”.
Este anuncio llega después de que un juez federal levantara una orden judicial que bloqueaba temporalmente la medida. Los sindicatos que representan a los empleados de USAID habían argumentado que el plan pondría en peligro al personal en el extranjero, muchos de los cuales se encuentran en zonas de conflicto. Sin embargo, el juez Carl Nichols determinó que no se había demostrado un daño irreparable.
La decisión de desmantelar USAID ha sido impulsada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental, liderado por el multimillonario tecnológico Elon Musk. Musk ha calificado a USAID como una “organización criminal” y un “nido de marxistas radicales de izquierda que odian a Estados Unidos”. Él y otros aliados de Trump han argumentado que la agencia está plagada de desperdicio y fraude, y que persigue una agenda ideológica liberal fuera de su alcance.

Sin embargo, exfuncionarios de USAID y trabajadores humanitarios han criticado duramente esta medida. Marcia Wong, exsubadministradora adjunta de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID, calificó la decisión como “un acto miope, de alto riesgo y francamente estúpido”.
USAID, establecida en 1961 por el presidente John F. Kennedy, es el mayor donante individual de ayuda humanitaria en el mundo. En 2023, la agencia distribuyó más de la mitad del presupuesto de ayuda exterior de EE.UU., que ascendió a $72 mil millones. Su desmantelamiento podría dejar a millones de personas vulnerables sin acceso a asistencia crítica, como la contención de brotes de enfermedades y la estabilización de poblaciones desplazadas.
Además, expertos advierten que esta medida debilitará el poder blando de EE.UU., reduciendo su capacidad para influir en la política global a través de la ayuda humanitaria y el desarrollo.
Los empleados afectados recibirán notificaciones específicas el 23 de febrero, con instrucciones sobre sus beneficios y derechos. Mientras tanto, el personal en el extranjero tendrá acceso a un programa voluntario para regresar a EE.UU., aunque se les permitirá mantener el acceso a los sistemas de la agencia y a recursos diplomáticos hasta su retorno.
Sin embargo, la incertidumbre y el temor se han apoderado de la comunidad de USAID. “Eliminar la capacidad única de respuesta de EE.UU. en crisis humanitarias es un error monumental”, dijo Wong en una publicación en X.
La decisión de la administración Trump de desmantelar USAID marca un punto de inflexión en la política exterior de EE.UU. Mientras algunos celebran la reducción del gasto gubernamental, otros advierten sobre las consecuencias devastadoras para los más vulnerables y para la influencia global de EE.UU.
Con más de 4,700 empleados en licencia y 1,600 despidos, USAID enfrenta su mayor crisis desde su fundación. ¿Estamos presenciando el fin de una era en la ayuda humanitaria, o este movimiento impulsará una reforma necesaria? Solo el tiempo lo dirá.
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