La presidenta del Consejo de Comunicación alerta sobre las intenciones del correísmo de reinstaurar una ley que restrinja la libertad de expresión y sancione a los medios críticos.

En una entrevista en Contacto Directo de Ecuavisa, Jeannine Cruz, presidenta del Consejo de Comunicación, encendió las alarmas sobre las declaraciones del correísmo que buscan reinstaurar una ley de comunicación restrictiva. Cruz recordó los años de persecución a periodistas y medios durante el gobierno de Rafael Correa y advirtió que cualquier intento de revivir ese modelo sería un retroceso para la democracia. ¿Está Ecuador en riesgo de perder su libertad de prensa?
Jeannine Cruz no dudó en calificar como “nefasto” el capítulo de la llamada “ley mordaza” que vivió Ecuador entre 2013 y 2017. Durante ese periodo, la Superintendencia de Comunicación (Supercom) se convirtió en un instrumento de persecución contra medios y periodistas críticos al gobierno de Rafael Correa. “Hubo más de 2,300 atentados a la libertad de expresión”, señaló Cruz, recordando cómo se obligaba a los medios a publicar notas oficiales sin verificación y se sancionaba económicamente a quienes no se alineaban con el discurso oficial.
La presidenta del Consejo de Comunicación subrayó que este tipo de leyes no son exclusivas de Ecuador. “En 2004, Hugo Chávez implementó una ley similar en Venezuela. Luego llegó a Argentina en 2009, a Bolivia en 2011 y finalmente a Ecuador en 2013”, explicó. Según Cruz, estos gobiernos autoritarios compartían una característica: su confrontación directa con los medios de comunicación y su deseo de controlar la opinión pública.
Recientemente, voces del correísmo, incluyendo a un asambleísta electo y a su candidata presidencial, han expresado su intención de reinstaurar una ley de comunicación que restrinja y sancione a los medios. Cruz fue clara al respecto: “Esto no es nuevo. Ya lo vivimos, y no le sirvió al país”.
La entrevista también abordó el riesgo de extender estas regulaciones a las redes sociales. Cruz recordó que en 2017, el expresidente Correa envió a la Asamblea Nacional un proyecto de ley para restringir las plataformas digitales. “Hoy no solo se habla de sanciones para los medios tradicionales, sino también para las redes sociales”, advirtió. Sin embargo, enfatizó que cualquier regulación debe respetar estándares internacionales y no caer en la censura.
Cruz destacó que la libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia. “El periodismo es el contrapeso natural al poder. Su función es cuestionar y criticar las malas decisiones de los políticos”, afirmó. Sin embargo, recordó que en Ecuador, los periodistas no solo enfrentan amenazas legales, sino también violencia. “El año pasado tuvimos nueve periodistas exiliados, y hace una semana logramos trasladar a un colega fuera del país porque su vida corría peligro”, reveló.
La presidenta del Consejo de Comunicación también criticó la retórica divisiva del correísmo, que durante años etiquetó a la prensa como “corrupta”, “sicarios de tinta” y “salvajes”. “Esas secuelas todavía las estamos superando”, dijo, refiriéndose al clima de hostilidad hacia los medios que persiste en el país.
Cruz reconoció que, por ahora, el oficialismo ha desmarcado de cualquier iniciativa para reinstaurar una ley restrictiva. Sin embargo, recordó que en 2022, el correísmo, con el apoyo de Pachakutik y algunos independientes, aprobó una reforma a la ley de comunicación que incluía el polémico “derecho a la verdad”, un concepto que otorgaba al Estado el control sobre la información. Afortunadamente, la Corte Constitucional rechazó esta reforma, calificándola como un despropósito.
“Hay que estar atentos”, advirtió Cruz. “La filosofía del correísmo siempre ha sido controlar la opinión pública. Para ellos, es exquisito tener herramientas como el ‘hinchamiento mediático’ para evitar que se cuestionen actos de corrupción”.

ue cualquier intento de revivir una “ley mordaza” sería un retroceso para Ecuador. En un país donde los periodistas ya enfrentan amenazas del crimen organizado, añadir restricciones legales sería un golpe mortal a la libertad de expresión. La pregunta que queda en el aire es: ¿Aprenderán las fuerzas políticas a respetar el papel crítico de la prensa, o volveremos a los días oscuros de la censura y la persecución?
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