Entrevista con Martín Espinosa, Director distrital del MAG Galápagos, sobre los desafíos y soluciones ante la crisis hídrica

Las Islas Galápagos, reconocidas mundialmente por su biodiversidad única, enfrentan una severa sequía que amenaza no solo a su fauna y flora, sino también a la subsistencia de sus habitantes. En una entrevista con Martín Espinosa, Director Distrital del MAG – Galápagos, se revelan las medidas que el gobierno está tomando para mitigar esta crisis climática.
Las Islas Galápagos, situadas a 1000 kilómetros de la plataforma continental ecuatoriana, han sido un punto focal de biodiversidad y conservación ambiental. Este aislamiento geográfico ha permitido la evolución de especies endémicas como las tortugas gigantes e iguanas marinas. Sin embargo, también ha dejado al archipiélago vulnerable ante las fluctuaciones climáticas, particularmente la sequía.
Martín Espinosa, Director Distrital del MAG – Galápagos, señala que la región ha experimentado cambios climáticos extremos en los últimos años, con periodos de lluvias intensas seguidos de prolongadas sequías. “A inicios de este año, se pronosticaba un fuerte efecto del Niño, lo cual resultó en intensas lluvias en marzo. Pero, posteriormente, hemos enfrentado un enfriamiento de las corrientes de agua, provocando una sequía que persiste desde abril hasta junio”, explicó Espinosa.

Esta sequía ha tenido un impacto devastador en el sector agropecuario de Galápagos. Las áreas agrícolas, limitadas a las islas San Cristóbal, Santa Cruz, Isabela y Floreana, han visto una reducción significativa en la productividad debido a la falta de pastizales. Esto ha afectado directamente al ganado bovino, que depende de estos pastizales para su alimentación. “Hemos observado una disminución en la producción de leche y un deterioro en la condición corporal del ganado”, añadió Espinosa.
Ante esta crisis, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Galápagos ha declarado la situación como emergencia. Espinosa detalla que, en coordinación con varias instituciones, se han implementado medidas para mitigar los efectos de la sequía. Una de las acciones inmediatas ha sido la búsqueda de pastizales fuera de las áreas agropecuarias, en coordinación con el Parque Nacional Galápagos. “Estamos extrayendo pasto de estas zonas para alimentar al ganado en las islas más afectadas”, dijo.
Además, se están considerando otras soluciones a largo plazo, como la importación de pasto ensilado desde el Ecuador continental. “Este proceso, aunque complejo, es vital para asegurar la alimentación del ganado. En 2016 ya se realizó una importación similar, y estamos preparados para repetirlo, tomando las precauciones necesarias para evitar la introducción de especies invasoras”, explicó Espinosa.
La gestión del agua también es un desafío crítico en Galápagos. Las islas más jóvenes, como Isabela, tienen suelos rocosos que dificultan la retención de agua. En contraste, San Cristóbal, una de las islas más antiguas, posee pequeñas vertientes de agua dulce. Espinosa menciona que se están desarrollando proyectos para captar y bombear agua de estas vertientes hacia áreas agrícolas. “Estamos trabajando en la captación de agua en San Cristóbal y explorando la posibilidad de perforar pozos en Santa Cruz, aunque esto requiere maquinaria especializada”, indicó.
El apoyo interinstitucional ha sido crucial. Espinosa destacó la colaboración con el Parque Nacional Galápagos, el Consejo de Gobierno y otras entidades para distribuir agua mediante tanqueros y asegurar el acceso a este recurso vital. “La logística en Galápagos es única y compleja. La mayoría de los suministros deben ser transportados por vía marítima, lo que añade una capa de dificultad en la gestión de recursos durante emergencias”, añadió.
La comunidad de Galápagos, conocida por su resiliencia, se ha movilizado para enfrentar esta crisis. Las instituciones locales están trabajando conjuntamente para garantizar que las medidas implementadas no solo alivien la situación actual, sino que también fortalezcan la capacidad de respuesta ante futuras crisis climáticas. Espinosa concluye con una reflexión: “Esperamos que la situación climática mejore, pero también debemos aprender de esta experiencia para implementar prácticas más sostenibles y estar mejor preparados para enfrentar eventos climáticos extremos.”
Fuente: PORTADAS | prensa.ec
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