En el año 2012, Eastman Kodak, una icónica empresa con una historia que se remontaba a 1880, se enfrentó a su capítulo más oscuro al declararse en quiebra. Fundada por George Eastman, esta firma había sido una pionera en la invención de la cámara fotográfica de mano, dejando una marca indeleble al traer las primeras imágenes de la Luna al mundo. Sin embargo, la incapacidad de adaptarse a la vertiginosa transición hacia la tecnología digital marcó el declive de este gigante en la industria de la fotografía.
La quiebra de Eastman Kodak estuvo marcada por varios factores cruciales:
- Dependencia en la fotografía analógica: En los años 80, el 72% de los ingresos de Kodak provenía de ventas relacionadas con películas, contrastando con el 60% de su competidor Fujifilm. Esta dependencia excesiva en la fotografía analógica se convirtió en un lastre cuando la era digital empezó a tomar el control.
- Mala dirección: A pesar de su posición de liderazgo en el pasado, Kodak no pudo adaptarse a los cambios del siglo XXI. Siendo superada constantemente por competidores ágiles, la compañía se encontró rezagada en un mercado en constante evolución.
- Retraso en la adopción de la tecnología digital: Aunque Kodak había inventado la cámara digital en 1975, no logró capitalizar su propia innovación. Un retraso crucial en la adopción de la tecnología digital permitió que otros actores del mercado se adelantaran, marcando el principio del fin.
Tras la quiebra, Eastman Kodak experimentó una reorganización estratégica, emergiendo como un innovador en el campo de la impresión digital. Aunque no ha recuperado completamente el éxito comercial que disfrutó en su época dorada, la empresa persiste como un nombre reconocido en la industria de la fotografía y la tecnología. Este resurgimiento en la era digital ha permitido que Kodak siga contribuyendo al panorama tecnológico actual.
Fuente: Prensa.ec
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