En el año 1996, la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) hizo historia al anunciar la obtención de nueve átomos de antihidrógeno, desentrañando así las posibilidades de estudio de la antimateria. Este logro, que representó el primer paso tangible en la producción de antimateria, revolucionó la física de partículas y abrió las puertas a un mundo hasta entonces teórico.
El antihidrógeno, equivalente al hidrógeno convencional, compuesto por un antiprotón y un positrón, surcó por primera vez el dominio de lo real gracias a los científicos del CERN. Este hito significativo, anunciado en 1996, no solo marcó el inicio de la producción de antimateria sino que también consolidó la validez de un concepto hasta entonces únicamente teórico en la física de partículas.
El proceso de producción del antihidrógeno es complejo, requiriendo aceleradores de partículas y detectores especializados, como el imponente Large Hadron Collider (LHC) en el CERN. Desde este descubrimiento pionero, los científicos han continuado trabajando en la creación y estudio de átomos de antihidrógeno y antideuterono, expandiendo nuestro conocimiento sobre la antimateria.
El CERN, a la vanguardia de la investigación de la antimateria, ha liderado colaboraciones internacionales y experimentos pioneros. En 2014, el experimento ASACUSA produjo el primer haz de átomos de antihidrógeno, permitiendo a los científicos profundizar en las propiedades espectroscópicas de estos átomos y compararlas con sus homólogos de hidrógeno. Este avance crucial buscó resolver el enigma de la antimateria y sus misteriosas interacciones con la materia convencional.
Fuente: RLL / Prensa.ec
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