El 30 de septiembre de 1791, en el majestuoso escenario del Theater an der Wien en Viena, Austria, se desplegó un espectáculo que marcaría la historia de la ópera y la música clásica. La Flauta Mágica, una creación genial de Wolfgang Amadeus Mozart y Emanuel Schikaneder, se estrenó con una mezcla única de comedia terrenal y misticismo, envuelta en una trama que alude a los secretos de la masonería y la búsqueda de la verdad.
Pero detrás de la cortina se escondían historias de lucha y creatividad que dieron vida a esta obra maestra.
El Theater an der Wien, un icónico teatro en el distrito de Mariahilf, Viena, fue el escenario elegido para el estreno de La Flauta Mágica. Desde su completamiento en 1801, este teatro ha presenciado el nacimiento de numerosas obras de teatro, ópera y música sinfónica. A partir de 2006, se ha convertido principalmente en una casa de ópera, colaborando con Vereinigte Bühnen Wien (VBW), que opera otros teatros notables en la ciudad.
Wolfgang Amadeus Mozart, el genio detrás de La Flauta Mágica, nació en Salzburgo, Austria, en 1756. Desde una temprana edad, demostró habilidades prodigiosas en la música. A lo largo de su vida, Mozart viajó en busca de oportunidades y fama, finalmente estableciéndose en Viena, donde creó muchas de sus obras más conocidas, incluyendo esta ópera mágica.
La Flauta Mágica fue influenciada por una variedad de fuentes, desde romances artúricos hasta cuentos contemporáneos. Emanuel Schikaneder, autor del libreto, también incorporó elementos del teatro popular vienés, como magia, humor, misterio y lecciones de moralidad. Esta mezcla de influencias creó una trama que, detrás de su apariencia de cuento de hadas, encerraba significados filosóficos profundos.
Fuente: RLL / Prensa.ec