En 1361, en el castillo de Windsor (Inglaterra) Eduardo, el Príncipe Negro, se casa con Juana de Kent

En el año 1361, en el majestuoso Castillo de Windsor, Inglaterra, se celebró un matrimonio real que cambiaría la historia de la monarquía inglesa. Eduardo, el Príncipe Negro, hijo mayor de Eduardo III, contrajo matrimonio con Juana de Kent. Esta unión no solo marcó un hito en la realeza, al ser el primer heredero que se casó antes de convertirse en rey, sino que también dejó un legado duradero que se ha plasmado en la literatura, el cine y la cultura popular.

En 1361, en el castillo de Windsor (Inglaterra) Eduardo, el Príncipe Negro, se casa con Juana de Kent

Eduardo de Woodstock, conocido como el Príncipe Negro, era el heredero de la corona inglesa. Fue el primer duque de Cornualles, príncipe de Gales y príncipe de Aquitania, desempeñando un papel importante en la Inglaterra medieval. Su matrimonio con Juana de Kent fue un evento significativo, ya que ella se convirtió en la primera princesa de Gales antes de que Eduardo ascendiera al trono.

Juana de Kent, hija de Edmundo, conde de Kent, tenía una historia intrigante en su propia familia. Su padre fue ejecutado por apoyar a su tío Eduardo II en una época turbulenta. Eduardo III la protegió y la llevó a la corte de su esposa, Philippa de Hainault, donde se gestaría su destino real.

El matrimonio de Eduardo y Juana fue bendecido con cinco hijos, incluyendo a Eduardo, quien se convertiría en el heredero legítimo al trono inglés. Su legado como figura histórica se ha fusionado con la ficción en numerosas obras literarias, teatrales, cortometrajes, series, documentales, videos y películas. El Príncipe Negro se ha convertido en un personaje idealizado, un héroe de aventuras épicas, cuya influencia perdura en la cultura popular.

Fuente: RLL / Prensa.ec

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