El potencial solar de Manabí: ¿un motor para el desarrollo o una oportunidad perdida?
Manabí, una de las provincias con mayor incidencia de radiación solar en Ecuador, se enfrenta a un panorama energético complejo. A pesar de las oportunidades para desarrollar energía limpia y renovable, como la solar, los obstáculos regulatorios y la falta de inversión efectiva han frenado su progreso. Tito Ali Álvarez Parreño, Presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Manabí (CIEEMA), analiza la situación actual y las oportunidades que Ecuador podría estar desaprovechando.
El potencial energético de Manabí ha sido subestimado durante años, a pesar de contar con condiciones climáticas ideales para el desarrollo de energías limpias, especialmente la energía solar. Tito Ali Álvarez Parreño, presidente de CIEEMA, resalta que las propuestas para implementar sistemas fotovoltaicos en la provincia han sido presentadas al gobierno en diversas ocasiones, pero la falta de acción ha dejado los proyectos estancados. “Aunque se firmaron contratos, ni un solo panel ha sido instalado en más de una década,” denuncia Álvarez.
Uno de los proyectos emblemáticos que aún no ve la luz es el del Aromo, destinado a generar 200 megavatios (MW) de energía solar. Álvarez destaca que, desde que la crisis energética comenzó a escalar el año pasado, empresas internacionales han mostrado interés en instalar estos paneles en Manabí. Sin embargo, la burocracia y la falta de reglamentación han frenado las inversiones. Aunque la Asamblea aprobó la ley que permite a empresarios generar hasta 10 MW de energía, aún no se han emitido los reglamentos necesarios para su aplicación. Esto genera incertidumbre para los inversionistas, quienes no pueden operar en un entorno donde las reglas son ambiguas.
“La situación es absurda,” señala Álvarez, “cómo podemos atraer inversión cuando no hay un marco legal claro para garantizar el retorno de la inversión.” Pone como ejemplo que, tras la instalación de un sistema fotovoltaico, las empresas no tienen garantía de que se les pagará por la energía generada de manera oportuna. “¿Qué inversionista querrá entrar en un mercado donde no hay certeza de pagos ni un marco regulatorio que les respalde?” añade con frustración.
A esto se suma un problema adicional: la falta de un sistema de medición bidireccional eficiente. En teoría, los usuarios que instalen paneles solares podrían inyectar el excedente de energía al sistema nacional y recibir una compensación por ello. Sin embargo, Álvarez comenta que las empresas distribuidoras han intentado cargar costos adicionales a quienes desean generar su propia energía, lo que desincentiva la inversión en energías renovables a nivel residencial.
La planificación energética de Ecuador está marcada por años de retrasos e ineficiencias. A pesar de contar con proyectos hidroeléctricos importantes, como Coca Codo Sinclair y Paute, la falta de mantenimiento y una mala gestión de los recursos ha puesto al país en una posición de dependencia energética. Según Álvarez, la capacidad instalada de Ecuador alcanza los 6000 MW, pero gran parte de esta energía proviene de centrales que no están funcionando al máximo debido a problemas técnicos y legales.
En medio de esta crisis, la pregunta clave es: ¿por qué no se ha invertido en fuentes de energía más sostenibles y seguras como la solar? Manabí tiene una radiación solar óptima para generar hasta 1200 MW de energía, lo que podría suplir una gran parte de las necesidades energéticas del país. Sin embargo, el foco sigue estando en proyectos tradicionales, como las hidroeléctricas y termoeléctricas, que requieren una inversión mucho mayor y dependen de factores climáticos que no siempre están a favor.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el sector energético en Ecuador es la falta de inversión en infraestructuras adecuadas. Según Álvarez, la inversión en el sector eléctrico ha sido mínima en los últimos diez años, lo que ha agravado la crisis actual. La falta de un marco legal claro y la incertidumbre política han alejado a potenciales inversores. Proyectos como el de la refinería del Pacífico, que aún se encuentra en una fase indefinida, muestran cómo la falta de planificación estratégica puede costar miles de millones de dólares al país.
Álvarez también hace hincapié en la necesidad de aprovechar al máximo los procesos de emergencia para agilizar los trámites de contratación en el sector energético. Como señala, “con 100 millones de dólares que se invirtieron en una barcaza para generar 12 MW, podríamos haber generado mucho más si hubiéramos optimizado el uso de recursos en proyectos de energía solar.”
Manabí tiene todas las condiciones para convertirse en un referente en energía solar, no solo en Ecuador, sino en la región. Sin embargo, la falta de voluntad política y los obstáculos regulatorios siguen siendo los principales impedimentos para que esto suceda. La provincia ha mostrado un aumento en el consumo de energía eléctrica en los últimos años, lo que evidencia un crecimiento económico que necesita ser respaldado por un sistema energético sólido y confiable.
“¿Cuánto tiempo más podemos darnos el lujo de esperar?”, cuestiona Álvarez. Manabí tiene el potencial de producir 200, 1000 o incluso 1200 MW de energía solar, pero la discusión se ha centrado en detalles irrelevantes. “No podemos pasar otros diez años debatiendo sobre dónde colocar los paneles solares, mientras las oportunidades de inversión se van,” concluye.
El mensaje final de Álvarez es claro: Ecuador necesita priorizar la energía solar si quiere resolver su crisis energética y sentar las bases para un crecimiento económico sostenible. Sin embargo, para que esto sea posible, se requieren decisiones políticas firmes y un compromiso real para eliminar las trabas burocráticas que han retrasado el desarrollo de este sector. ¿Ecuador debería priorizar el desarrollo de energías renovables como la solar para resolver su crisis energética?
Fuente: prensa.ec
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