El 3 de noviembre de 1957, la Unión Soviética marcó un hito en la historia de la exploración espacial al poner en órbita al Sputnik 2, una cápsula con un pasajero muy especial: Laika, la perra. Este histórico vuelo convirtió a Laika en el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra, pero también desató una controversia global sobre el trato a los animales en nombre de la ciencia.

El Sputnik 2 fue la segunda nave espacial lanzada alrededor de la Tierra, pero fue la primera en transportar material biológico. Con una estructura cónica de 4 metros de altura y 2 metros de diámetro en la base, pesaba 508,3 kilogramos, seis veces más que su predecesor, el Sputnik 1. Este lanzamiento provocó una creciente preocupación en los Estados Unidos, que ya estaba conmocionado por el primer satélite artificial.
La elección de Laika como pasajera no fue aleatoria. Su tamaño y temperamento la hicieron la candidata ideal para el vuelo. Fue entrenada para soportar las condiciones extremas del espacio, pero la nave no estaba diseñada para ser recuperable, y siempre se planeó que Laika muriera en la misión. Esto generó un debate global sobre el tratamiento de los animales en nombre del progreso científico.
En octubre de 2002, Dimitri Malashenkov, uno de los científicos detrás de la misión Sputnik 2, reveló que Laika murió debido al sobrecalentamiento en el cuarto circuito de vuelo. Según su presentación en el Congreso Espacial Mundial, crear un sistema de control de temperatura confiable en tan poco tiempo resultó prácticamente imposible.
A pesar de la controversia, el Sputnik 2 marcó otro hito para la Unión Soviética en la carrera espacial. La nave transportó una carga inmensa para la época, envió un animal al espacio y recopiló datos científicos por primera vez desde fuera de la atmósfera terrestre durante un largo período. Después de orbitar la Tierra 2.570 veces en 163 días, la nave se desintegró al reingresar a la atmósfera el 14 de abril de 1958.
El lanzamiento del Sputnik 2 permitió a los soviéticos expandir los límites de la conquista espacial y desencadenó una competencia feroz con los Estados Unidos. La atención se centró en la carrera espacial y en la propaganda soviética durante la Guerra Fría.
A pesar de las críticas, Laika se ha convertido en un símbolo de la exploración espacial y ha sido honrada con monumentos y homenajes en todo el mundo. Su trágico viaje marcó un hito en la historia de la exploración espacial, pero también recordó la importancia de la ética y el bienestar de los animales en la búsqueda del conocimiento científico.
Fuente: RLL / Prensa.ec
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