El 3 de abril de 1948, el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, firmó la Ley de Asistencia Exterior, poniendo en marcha el Plan Marshall. Este programa transformador fue clave para la reconstrucción de Europa después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, marcando un nuevo capítulo en las relaciones internacionales y sentando las bases del orden mundial de la posguerra.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa enfrentaba una crisis económica y social sin precedentes. La destrucción de infraestructuras, la escasez de alimentos y el colapso de los sistemas financieros dejaron al continente al borde del caos. Reconociendo que la estabilidad de Europa era crucial para la paz y la seguridad global, Estados Unidos desarrolló un programa de ayuda económica masiva conocido como el Plan Marshall, en honor al secretario de Estado George C. Marshall.
El Plan Marshall destinó aproximadamente 13,000 millones de dólares (equivalentes a más de 140,000 millones en la actualidad) para la reconstrucción de las economías europeas entre 1948 y 1952. Esta iniciativa incluyó la reconstrucción de infraestructuras, el fortalecimiento de la industria y el impulso al comercio internacional. Entre los países beneficiarios se encontraban Alemania Occidental, Francia, Italia y el Reino Unido, entre otros.
Además de ser un programa económico, el Plan Marshall fue una herramienta estratégica en el contexto de la Guerra Fría. Al estabilizar Europa Occidental y fortalecer sus economías, Estados Unidos buscó evitar la expansión del comunismo impulsado por la Unión Soviética en la región. Este objetivo se consolidó mediante la promoción de la cooperación entre los países europeos, lo que más tarde conduciría a la formación de la Comunidad Económica Europea (CEE) y, eventualmente, a la Unión Europea.

Los resultados del Plan Marshall fueron significativos. Europa experimentó un crecimiento económico sostenido, una modernización industrial y una recuperación social que sentaron las bases para la prosperidad de las décadas siguientes. El programa también fortaleció las relaciones entre Estados Unidos y Europa, consolidando la alianza transatlántica.
El 3 de abril de 1948, con la firma de la Ley de Asistencia Exterior, no solo comenzó la reconstrucción de un continente devastado, sino también una nueva era de cooperación internacional y desarrollo que definió gran parte del siglo XX.



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