El cambio climático acelera la desaparición de los glaciares en Ecuador, amenazando su ecosistema y recursos hídricos.
Los glaciares de Ecuador, guardianes históricos de sus recursos hídricos, están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. La crisis climática ha transformado lo que antes era una fuente inagotable de agua en un recurso en peligro, afectando no solo el paisaje, sino también la vida de millones de ecuatorianos.
La alarmante reducción de los glaciares en los Andes ecuatorianos es un claro reflejo de los devastadores efectos del cambio climático. En las últimas décadas, estos glaciares han perdido entre un 30% y un 50% de su superficie, lo que supone un serio riesgo para los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos. Glaciares icónicos como los del Chimborazo, Antisana y Cotopaxi han visto reducidas drásticamente sus superficies, poniendo en peligro el suministro de agua y la estabilidad ecológica de la región.
Desde la segunda mitad del siglo XX, la acelerada pérdida de glaciares ha sido bien documentada, pero en los últimos 30 años, la situación se ha agravado de manera exponencial. La reducción del 60% en los glaciares del Chimborazo entre 1962 y 1997 y la pérdida del 45% de la superficie nevada del Cotopaxi son claros ejemplos de esta catástrofe ambiental. Este retroceso no es solo un fenómeno natural, sino una consecuencia directa del aumento de las temperaturas globales y la alteración de los patrones climáticos.
El aumento de la temperatura en los Andes ecuatorianos es una de las principales causas de la aceleración del deshielo. La ablación, o pérdida de hielo, ha superado la acumulación de nieve, generando un balance energético negativo en la superficie glaciar. La desaparición de la capa de ozono y la disminución de la nubosidad también han contribuido a la intensificación de este proceso. Si las temperaturas continúan aumentando, se prevé que los glaciares ecuatorianos podrían desaparecer casi por completo hacia finales del siglo XXI.
El impacto de la desaparición de los glaciares va más allá de la pérdida de belleza paisajística. Estos cuerpos de hielo son fundamentales para la regulación del agua en la región, garantizando el suministro durante la temporada seca. Sin ellos, la agricultura, la generación de energía hidroeléctrica y el acceso al agua potable para millones de personas están en grave peligro.
Fuente: prensa.ec
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.