El reciente terremoto en Esmeraldas pone en evidencia la vulnerabilidad del país frente a desastres naturales. ¿Está Ecuador preparado para enfrentar futuras emergencias?
El terremoto de 6.4 grados en Esmeraldas deja 300 viviendas afectadas y expone las debilidades en la gestión de riesgos. Expertos advierten sobre la necesidad de políticas preventivas y una mayor inversión en infraestructura.
El terremoto de 6.4 grados que sacudió Esmeraldas el viernes pasado no solo dejó cientos de viviendas dañadas y afectó servicios esenciales como la electricidad y el agua, sino que también puso en evidencia la vulnerabilidad de Ecuador frente a desastres naturales. Mientras el país se recupera de la emergencia, expertos advierten que este evento es un recordatorio de la urgencia de implementar políticas preventivas y fortalecer la gestión de riesgos. En un contexto de cambio climático y creciente inestabilidad geológica, ¿está Ecuador preparado para enfrentar futuras emergencias?
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El terremoto de 6.4 grados que golpeó Esmeraldas el viernes pasado dejó un saldo de al menos 300 viviendas afectadas, la mayoría con daños en su mampostería, según informes preliminares. Sin embargo, más allá de los daños materiales, el evento expuso las debilidades estructurales del país en la gestión de riesgos y la respuesta a emergencias. La provincia, que ya enfrentaba desafíos tras el derrame petrolero de meses atrás, ahora se ve obligada a lidiar con una nueva crisis que afecta su infraestructura básica, incluyendo el sistema eléctrico y las instalaciones de salud.
“Este terremoto nos recuerda que Ecuador es un país altamente vulnerable a desastres naturales”, señaló Cristopher Velasco, presidente de la Asociación de Profesionales de Gestión de Riesgos del Ecuador, en una entrevista con A Primera Hora. “La reconstrucción no puede ser solo física; necesitamos reconstruir nuestra capacidad de respuesta y prevención”, añadió.
Uno de los principales problemas identificados por los expertos es la falta de una cultura de prevención en el país. Aunque Ecuador cuenta con una Secretaría de Gestión de Riesgos, su capacidad operativa ha sido limitada por la falta de recursos y la burocracia. “No podemos seguir reaccionando solo cuando ocurren los desastres”, advirtió Velasco. “Necesitamos invertir en prevención, en educación y en infraestructura que nos permita mitigar los impactos de estos eventos”.
El terremoto también puso en evidencia la necesidad de mejorar la coordinación entre las diferentes instituciones del Estado. “La respuesta a este terremoto ha sido fragmentada”, señaló Velasco. “Es fundamental que haya una mejor coordinación entre el gobierno central, los gobiernos locales y las comunidades para que la respuesta sea más efectiva”.
Otro aspecto crítico es la necesidad de mejorar la infraestructura del país, especialmente en zonas vulnerables como Esmeraldas. “La infraestructura es clave para la resiliencia frente a desastres”, explicó Velasco. “Necesitamos construir viviendas y edificios que puedan resistir terremotos, mejorar las redes eléctricas y de agua, y fortalecer la infraestructura de salud”.
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El terremoto también afectó la economía local, que depende en gran medida del turismo. “Si no mejoramos la infraestructura, estaremos perpetuando un ciclo de vulnerabilidad y dependencia”, advirtió Velasco.
El cambio climático es otro factor que aumenta la vulnerabilidad de Ecuador frente a desastres naturales. “Estamos viendo eventos extremos con mayor frecuencia e intensidad”, señaló Velasco. “Necesitamos adaptar nuestras políticas y nuestra infraestructura a esta nueva realidad”.
El experto también hizo un llamado a fortalecer la educación y la conciencia ciudadana sobre la gestión de riesgos. “No podemos seguir pensando que los desastres son eventos aislados”, dijo. “Necesitamos entender que vivimos en un país vulnerable y que todos tenemos un papel en la prevención y la respuesta a emergencias”.
El terremoto en Esmeraldas es un recordatorio de la urgencia de implementar políticas preventivas y fortalecer la gestión de riesgos en Ecuador. Mientras el país se recupera de esta emergencia, queda la pregunta: ¿está Ecuador preparado para enfrentar futuras crisis? La respuesta dependerá de la capacidad del gobierno y la sociedad para aprender de este evento y tomar medidas concretas para mejorar la prevención y la respuesta a desastres.
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