Expertos analizan las implicaciones de la dolarización en Ecuador, desde la propuesta de “ecuadólares” hasta la necesidad de reformas estructurales para garantizar la estabilidad económica.
La dolarización en Ecuador cumple 25 años, pero el debate sobre su futuro sigue vigente. Mientras algunos proponen una “dolarización a la ecuatoriana” con la creación de “ecuadólares”, expertos advierten sobre los riesgos de desestabilización económica. ¿Es necesario un candado constitucional para proteger la dolarización, o el país debe enfocarse en reformas estructurales para fortalecer su economía?

La dolarización, adoptada en el año 2000, ha sido un pilar fundamental para la estabilidad económica de Ecuador. Sin embargo, recientes declaraciones de figuras políticas, como la asambleísta Paola Cabezas, han reavivado el debate sobre la posibilidad de implementar una “dolarización a la ecuatoriana”, incluyendo la creación de una moneda paralela o “ecuadólares”. Esta propuesta ha generado preocupación entre expertos, quienes advierten sobre los riesgos de desestabilización económica y pérdida de confianza en el sistema financiero.
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Alberto Dahik, exvicepresidente de la República y director del Centro de Estudios Económicos para el Desarrollo, no duda en calificar la idea de los “ecuadólares” como un peligro para la economía ecuatoriana. “El Banco Central del Ecuador emitió dólares ficticios durante el gobierno de Rafael Correa, lo que generó un aumento irresponsable de la masa monetaria y, finalmente, una crisis de divisas”, explica Dahik. Según él, esta práctica no solo debilitó las reservas internacionales, sino que también llevó al país a una recesión en 2016.
Dahik insiste en que la dolarización no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar objetivos económicos más amplios, como el crecimiento, el empleo y la equidad. “El problema no es la dolarización, sino la falta de reformas estructurales que permitan al país crecer de manera sostenible”, afirma. Para Dahik, la clave está en abordar problemas como el déficit fiscal, la insostenibilidad de la seguridad social y la legislación laboral punitiva.

Abelardo Pachano, reconocido analista económico, coincide en que la dolarización ha brindado estabilidad y confianza a los ecuatorianos. Sin embargo, advierte que cualquier intento de implementar una moneda paralela o “ecuadólares” podría tener consecuencias catastróficas. “La dolarización se basa en principios fundamentales que deben respetarse. Si se introducen monedas ficticias, se perderá la credibilidad del sistema y se generará una crisis de liquidez”, explica Pachano.
El economista también destaca que el déficit fiscal es uno de los mayores desafíos para la sostenibilidad de la dolarización. “El gobierno ha acumulado una deuda pública de más de 85,000 millones de dólares, y las fuentes de financiamiento se han agotado. La única manera de seguir adelante es mediante una gestión fiscal responsable y la promoción de la inversión privada”, afirma.
Alberto Acosta y Francisco Briones, economistas con amplia experiencia en el sector público y privado, coinciden en que la dolarización no es el problema, sino la falta de reformas estructurales que permitan al país crecer de manera sostenible. “La dolarización impide a los gobiernos imprimir dinero, pero los obliga a implementar reformas profundas”, explica Briones. Para él, el enfoque debe estar en la productividad, la competitividad y la atracción de inversiones.
Acosta, por su parte, destaca la importancia de mantener la estabilidad fiscal y evitar medidas populistas que pongan en riesgo la dolarización. “El decreto del presidente Noboa, que busca anclar la dolarización en la Constitución, es un paso importante, pero no suficiente. Necesitamos reformas que fomenten la inversión y la producción, no soluciones mágicas como los ‘ecuadólares'”, afirma.
La dolarización ha sido un salvavidas para la economía ecuatoriana, pero su futuro depende de la capacidad del país para implementar reformas estructurales y mantener una gestión fiscal responsable. Mientras algunos proponen medidas como los “ecuadólares”, expertos advierten que estas iniciativas podrían desestabilizar la economía y generar una crisis de confianza. La pregunta que queda en el aire es: ¿Podrá Ecuador encontrar el equilibrio entre proteger la dolarización y promover un crecimiento económico sostenible?

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