Análisis sobre la escasez de agua en Quito y las medidas necesarias para evitar un colapso.
La situación del agua en Ecuador ha llegado a un punto crítico y en la ciudad de Quito la demanda de agua sigue creciendo. El ingeniero y académico Marcos Villacís, experto en hidrología y climatología, señala que la planificación y ejecución de acciones han permitido mantener la oferta de agua potable en la ciudad, incluso durante periodos de sequía extrema. Sin embargo, alerta que sin medidas adicionales, la capacidad de abastecimiento podría verse seriamente comprometida.
Villacís explica que, en los últimos años, Quito ha enfrentado sequías severas, poniendo a prueba la infraestructura hídrica. El sistema de agua potable ha resistido gracias a la planificación detallada que contrasta la oferta con la demanda. “La ciudad depende de la captación de agua de diversas cuencas, algunas de ellas en zonas vulnerables al cambio climático”, indicó el académico. Con proyecciones de aumento poblacional y cambios en el uso del suelo, las herramientas de simulación, como los modelos hidrológicos, son esenciales para anticipar las futuras necesidades.
La mayor preocupación, según Villacís, es la variabilidad climática. Estudios indican que un aumento de la temperatura de 2,3 a 2,7 grados Celsius y una reducción del 25% en la cobertura del páramo podrían dejar a grandes sectores de la ciudad sin agua. El académico subraya la necesidad de una intervención conjunta entre la academia, las autoridades y la sociedad para mejorar la gestión y conservación de los recursos hídricos.
A nivel técnico, Villacís destaca la importancia de modelos como WEAP (Water Evaluation and Planning System), que permite identificar zonas vulnerables y proyectar los efectos del cambio climático sobre el suministro de agua. Aunque la empresa de agua potable ha trabajado eficientemente, no se puede depender únicamente de la planificación actual. Las sequías prolongadas de los últimos dos años son un recordatorio de la urgencia de adaptarse a estos nuevos desafíos.
La pregunta ahora es: ¿podemos implementar soluciones efectivas antes de que el sistema colapse? ¿Qué papel jugará la academia en este proceso?
Fuente: prensa.ec
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