China y Rusia refuerzan su alianza en el tercer aniversario de la invasión a Ucrania

Xi Jinping reafirma su “asociación sin límites” con Putin mientras Trump busca reconfigurar el tablero geopolítico

En una conversación telefónica que subraya la solidez del eje sino-ruso, el presidente chino Xi Jinping reafirmó su “asociación sin límites” con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en el tercer aniversario de la invasión a Ucrania. Mientras Estados Unidos, bajo la sombra de Donald Trump, explora nuevas estrategias para reposicionar su influencia global, China y Rusia refuerzan un pacto que desafía el orden internacional dominado por Occidente.

China y Rusia refuerzan su alianza en el tercer aniversario de la invasión a Ucrania
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La llamada entre ambos mandatarios llega en un contexto de alta incertidumbre. La posibilidad de un acuerdo rápido impulsado por Trump para finalizar la guerra en Ucrania genera especulación sobre si Washington podría fracturar la cooperación entre Pekín y Moscú. Sin embargo, el tono del intercambio telefónico sugiere lo contrario.

“Las relaciones China-Rusia tienen un fuerte impulso interno y un valor estratégico único, y no están dirigidas ni influenciadas por terceros”, declaró Xi Jinping, según la agencia oficial Xinhua.

Este pronunciamiento refuerza la idea de que la relación bilateral entre China y Rusia se ha convertido en un pilar de resistencia contra la presión de Estados Unidos y sus aliados europeos.

El pacto “sin límites” declarado en febrero de 2022, días antes de la invasión rusa a Ucrania, ha evolucionado en función de intereses estratégicos más que de afinidades ideológicas. Rusia, golpeada por sanciones económicas y en plena guerra con Ucrania, necesita el respaldo financiero y diplomático de China. Mientras tanto, Pekín enfrenta una creciente presión por parte de Washington, que busca contener su expansión económica y militar.

Xi y Putin han apostado por presentarse como arquitectos de un nuevo orden global. En los últimos años, el líder chino ha reiterado su deseo de impulsar “cambios que el mundo no ha visto en un siglo”, una retórica que sugiere una reconfiguración del equilibrio de poder.

Sin embargo, existen tensiones latentes. China ha evitado brindar un respaldo militar directo a Rusia, consciente del costo diplomático y económico que esto implicaría. Al mismo tiempo, Pekín ha mantenido relaciones comerciales estratégicas con Europa y otras potencias occidentales, un juego de equilibrio que demuestra que, pese a la retórica, la relación sino-rusa es ante todo pragmática.

La reaparición de Donald Trump en la ecuación geopolítica introduce un factor de volatilidad. En recientes declaraciones, el expresidente estadounidense culpó a Ucrania por el conflicto y dejó entrever su intención de negociar directamente con Putin, sin involucrar a Kiev ni a sus aliados europeos.

“Los rusos verán qué incentivos Trump podría ofrecer para crear distancia entre Moscú y Pekín, pero confían en que pueden mantener la relación con China mientras exploran oportunidades con EE.UU.”, comentó Alexander Gabuev, director del Carnegie Russia Eurasia Center.

China observa con cautela los movimientos de Trump, cuyo retorno al poder podría desencadenar una nueva guerra comercial que impactaría negativamente en su ya debilitada economía.

Mientras Occidente intenta aislar a Rusia, China se ha convertido en su mayor comprador de gas y petróleo. Pekín, bajo la presión de una recuperación económica incierta, ha utilizado este comercio como una herramienta de estabilidad, asegurando el suministro de energía a precios favorables mientras Moscú encuentra un salvavidas financiero.

A pesar de las críticas internacionales, China ha negado estar respaldando el esfuerzo bélico ruso. Wang Yi, el máximo diplomático chino, declaró recientemente que interrumpir la compra de gas ruso haría a China más vulnerable, insinuando que los intereses económicos priman sobre la diplomacia.

La llamada entre Xi y Putin reafirma una realidad geopolítica que Occidente no puede ignorar: la alianza entre China y Rusia, aunque no exenta de contradicciones, es más fuerte que nunca. A medida que el mundo se acerca a un posible nuevo mandato de Trump y la guerra en Ucrania sigue sin una resolución clara, Pekín y Moscú han dejado un mensaje contundente: su cooperación no depende de terceros y seguirá moldeando el futuro del equilibrio global.

Virtono

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