
El 9 de mayo de 1927 marcó un hito en la historia de Australia con la proclamación oficial de Canberra como su nueva capital. Esta ciudad, concebida desde 1913 como un proyecto urbanístico único, surgió para resolver la disputa entre Sídney y Melbourne, las dos mayores ciudades del país. Diseñada por el arquitecto Walter Burley Griffin, Canberra se erige como una capital planificada, símbolo de la federación y sede del Parlamento australiano. La transferencia del gobierno federal desde Melbourne consolidó a Canberra como centro político y cultural, reflejando un desarrollo estratégico que aún hoy define la identidad nacional.


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