La llegada de navíos rusos a La Habana genera especulaciones sobre sus implicaciones geopolíticas en medio de la guerra en Ucrania.

El 12 de junio, buques de guerra y un submarino ruso arribaron a Cuba, fortaleciendo los lazos históricos entre ambas naciones. Este evento, en el contexto de tensiones entre EE.UU. y Rusia por la guerra en Ucrania, ha generado debates sobre su significado. Analizamos las claves de esta visita y su impacto geopolítico.
El miércoles 12 de junio, tres buques de guerra y un submarino rusos llegaron a aguas cubanas, marcando una demostración de la continua amistad y cooperación entre Rusia y Cuba. La flota rusa, que incluyó la fragata Almirante Gorshkov y el submarino nuclear Kazan, fue recibida con honores en el puerto de La Habana. Este evento, si bien etiquetado como una visita diplomática, ocurre en un momento delicado de la política internacional, con Estados Unidos vigilando de cerca.
Previo a su llegada, la flota rusa realizó ejercicios militares en aguas internacionales del Atlántico, lo que ha incrementado la especulación sobre las intenciones de Moscú. Según las autoridades rusas y cubanas, estos ejercicios forman parte de la cooperación internacional y no representan una amenaza directa. Sin embargo, la proximidad de estas maniobras a Estados Unidos ha sido motivo de preocupación.

Lajos Szászdi León-Borja, experto en relaciones internacionales, considera que esta visita podría ser una respuesta a la autorización de Washington a Kiev para usar armas en territorio ruso. En este sentido, la presencia naval rusa en Cuba es vista como una advertencia estratégica hacia EE.UU., subrayando la capacidad de Moscú para operar en el “patio trasero” estadounidense.
El gobierno de Joe Biden ha minimizado públicamente la amenaza que representan estos ejercicios. Sabrina Singh, portavoz del Pentágono, afirmó que no suponen un riesgo significativo para la seguridad nacional, aunque destacó la vigilancia constante sobre cualquier actividad cerca de las aguas estadounidenses.
Por su parte, Rusia también ha tratado de restar importancia al evento, señalando que las maniobras militares en aguas internacionales son una práctica común. Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, reiteró que no hay motivo de preocupación, indicando que estas actividades son rutinarias para una potencia marítima como Rusia.
La llegada de los buques rusos ha sido recibida con interés por los ciudadanos y autoridades cubanas, quienes destacan la histórica relación entre ambos países. María Isabel Quesada, una cubana de 50 años, expresó su satisfacción por la presencia rusa, viéndola como un símbolo de seguridad y amistad.
La fragata Almirante Gorshkov y el submarino Kazan, ambos equipados con misiles avanzados, han sido destacados por el Ministerio de Defensa ruso. Aunque Moscú ha aclarado que el submarino no porta armamento nuclear en esta visita, la presencia de estas armas sofisticadas en la región subraya el potencial militar ruso.
Rusia y Cuba han mantenido una estrecha relación desde la Guerra Fría, y esta visita reafirma esos lazos en medio de la actual crisis en Ucrania. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha visitado Rusia en varias ocasiones, mostrando apoyo a Moscú y condenando la expansión de la OTAN. En marzo, Rusia envió 90,000 toneladas de petróleo a Cuba, destacando la cooperación económica entre ambas naciones.
Sin embargo, la presencia militar rusa cerca de EE.UU. trae a la memoria la Crisis de los Misiles de 1962, aunque expertos señalan que la situación actual es menos crítica. Según William Leogrande, profesor de American University, la visita de los buques rusos es un recordatorio para Washington de la capacidad de Moscú para influir en la región.
Fuente: prensa.ec
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