La encuesta del IBGE revela una reducción de 11,4 puntos porcentuales en inseguridad alimentaria grave

Quince meses después de que Lula da Silva asumiera su tercer mandato, Brasil registra una mejora sustancial en los indicadores de hambre y seguridad alimentaria. Según la reciente encuesta del IBGE, el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave disminuyó de 33,1 millones en 2022 a 8,7 millones en 2023, una reducción de 24,4 millones de personas.
El combate contra el hambre y la desigualdad ha sido una prioridad clave para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva desde su toma de posesión en enero de 2023. En su discurso inaugural, el presidente denunció el regreso del hambre como “el crimen más grave cometido contra el pueblo brasileño” y se comprometió a erradicar todas las formas de desigualdad en el país.
Los resultados de la encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en colaboración con el Ministerio de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Lucha contra el Hambre, reflejan los avances logrados en este primer año y medio de gestión. La reducción de 11,4 puntos porcentuales en el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave representa el segundo mejor resultado de toda la serie histórica, según el ministro Wellington Dias.
No obstante, los datos también revelan que aún hay un largo camino por recorrer. Aproximadamente 64,2 millones de brasileños, equivalente al 27,6% de la población total, siguen viviendo en hogares con algún grado de inseguridad alimentaria, ya sea leve, moderada o grave. Este problema estructural pone de manifiesto la necesidad de continuar fortaleciendo las políticas públicas de lucha contra el hambre y la pobreza.

Varios factores han contribuido a la mejora de los indicadores, como la recuperación del mercado laboral, con una tasa de desempleo del 7,8% en 2023, la más baja desde 2014, y la ampliación de programas sociales como Bolsa Familia. Además, la caída de los precios de los alimentos, con una inflación de apenas el 1% en este segmento durante el año pasado, ha tenido un impacto positivo en el poder adquisitivo de las familias más vulnerables.
El economista Marcelo Neri, especialista en pobreza y desigualdad de la Fundación Getulio Vargas, resalta que la extrema pobreza se encuentra actualmente en su nivel histórico más bajo, alcanzando el 8,31% de la población, en comparación con el 9,6% registrado en 2022. Asimismo, destaca el aumento del salario mínimo y la mejora en los programas de previsión social y merienda escolar como factores clave en la reducción de la desigualdad.
Otros datos macroeconómicos, como el crecimiento del PIB en un 3% y la reducción de las tasas de interés, apuntan a un entorno económico favorable para continuar avanzando en esta dirección.
A pesar de los progresos alcanzados, el gobierno de Lula da Silva enfrenta el desafío de consolidar y ampliar estas políticas para erradicar de manera definitiva el flagelo del hambre en Brasil. La próxima cumbre del G20 en Río de Janeiro será una plataforma para impulsar una Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, y promover reformas en instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial para facilitar la financiación de los países más necesitados. El objetivo final, según el mandatario brasileño, es garantizar que todos los ciudadanos del mundo puedan acceder a una alimentación adecuada y vivir con dignidad.
Fuente: prensa.ec
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