La compañía reasigna a sus ejecutivos clave en un intento por revitalizar su inteligencia artificial, mientras Siri sigue rezagada frente a la competencia.
En un movimiento que refleja la urgencia por recuperar terreno en la carrera de la inteligencia artificial (IA), Apple ha reestructurado sus puestos directivos, reasignando a John Giannandrea, su vicepresidente de IA, y entregando el futuro de Siri a Mike Rockwell, el creador del Vision Pro. ¿Será suficiente para competir con gigantes como OpenAI, Google y Microsoft?

Apple, una empresa conocida por su innovación, ha enfrentado en los últimos años un desafío inesperado: el rezago de su asistente virtual, Siri, en comparación con los avances de la competencia. Mientras OpenAI, Google, Microsoft y otras empresas han lanzado herramientas de IA avanzadas como ChatGPT, Gemini y Copilot, Siri ha quedado atrapada en una espiral de retrasos y promesas incumplidas.
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Esta situación ha llevado a la compañía a tomar medidas drásticas. John Giannandrea, quien lideró el área de inteligencia artificial desde 2018, dejará de supervisar Siri. En su lugar, Mike Rockwell, conocido por ser el cerebro detrás del Vision Pro, asumirá el control del asistente virtual. Rockwell, descrito como un “evangelizador de tecnologías futuras”, ha criticado abiertamente el estado actual de Siri y ha propuesto reformas durante años. Ahora, tendrá la oportunidad de implementarlas.
Siri, lanzada en 2011, fue pionera en su momento, pero ha perdido relevancia frente a asistentes más avanzados. Los retrasos en el desarrollo de nuevas funciones han sido constantes. Por ejemplo, Apple anunció en junio una versión renovada de Siri, que usaría IA para contextualizar consultas basadas en la interacción del usuario con su iPhone. Sin embargo, tras varios retrasos, la compañía admitió que la actualización no estará disponible hasta 2024, sin una fecha específica.

Este tipo de problemas ha generado frustración entre los usuarios y ha puesto en evidencia las limitaciones de Apple en el campo de la IA. Craig Federighi, vicepresidente senior de software, y Tim Cook, CEO de Apple, confían en que Rockwell pueda “enderezar el rumbo”. Pero la pregunta es: ¿tendrá el tiempo y los recursos necesarios para competir con una industria que avanza a un ritmo vertiginoso?
Mientras Apple lucha por modernizar Siri, sus competidores han logrado avances significativos. OpenAI ha revolucionado el mercado con ChatGPT, Google ha integrado IA generativa en su asistente Gemini, y Microsoft ha lanzado Copilot, una herramienta que combina IA con productividad. Estas empresas no solo han superado a Apple en innovación, sino que también han establecido un estándar que Siri parece incapaz de alcanzar.
El retraso de Apple no es solo técnico, sino también estratégico. La compañía ha priorizado la privacidad y el control sobre sus sistemas, lo que ha limitado su capacidad para adoptar tecnologías de IA más abiertas y colaborativas. Este enfoque, aunque valioso en términos de seguridad, ha ralentizado su capacidad para competir en un mercado donde la velocidad es clave.
La reestructuración interna es un reconocimiento tácito de que Apple necesita un cambio de rumbo. Mike Rockwell, con su experiencia en el desarrollo de tecnologías innovadoras como el Vision Pro, representa una apuesta por la creatividad y la visión a largo plazo. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de Apple para equilibrar la innovación con la ejecución.
Además, la compañía enfrenta el desafío de integrar sus esfuerzos de IA con el resto de su ecosistema. El iPhone 16, por ejemplo, fue promocionado como un dispositivo que aprovecharía al máximo la inteligencia artificial, pero hasta ahora, los usuarios no han visto materializadas estas promesas.
La reestructuración de Apple es un paso necesario, pero insuficiente por sí solo. Para recuperar su liderazgo en inteligencia artificial, la compañía no solo necesita nuevos líderes, sino también una estrategia clara y audaz que le permita competir con gigantes como OpenAI y Google. ¿Podrá Apple reinventar Siri y recuperar su lugar en la vanguardia de la tecnología? La respuesta, como siempre, dependerá de su capacidad para innovar sin perder su esencia.

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