La gigante tecnológica acelerará su inversión en inteligencia artificial, ingeniería de silicio y manufactura avanzada, mientras enfrenta presiones arancelarias de la administración Trump.
En un movimiento que combina innovación, política y estrategia global, Apple ha anunciado una inversión histórica de $500 mil millones en Estados Unidos durante los próximos cinco años. Este compromiso, que incluye la creación de 20,000 empleos y la expansión de instalaciones en varios estados, llega en un momento clave: mientras la empresa busca fortalecer su posición en inteligencia artificial, también enfrenta presiones arancelarias y tensiones comerciales entre EE.UU. y China.
Apple, una de las compañías más valiosas del mundo, ha decidido redoblar su apuesta por la innovación estadounidense. Según un comunicado emitido este lunes, la empresa planea expandir sus equipos e instalaciones en estados como Texas, Michigan, California y Arizona, entre otros. Uno de los proyectos más destacados es la construcción de una nueva fábrica en Houston, Texas, que se espera esté operativa para 2026 y se enfoque en la producción de servidores clave para sus productos de inteligencia artificial.
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Además, Apple duplicará su Fondo de Manufactura Avanzada y creará una Academia de Manufactura en Detroit, diseñada para ayudar a otras empresas a adoptar tecnologías de producción avanzadas. Estas iniciativas no solo buscan fortalecer la cadena de suministro local, sino también reducir la dependencia de manufactura en China, donde actualmente se producen la mayoría de los iPhones y otros dispositivos de la marca.
El anuncio llega en un contexto político y económico delicado. Hace apenas una semana, el CEO de Apple, Tim Cook, se reunió con el expresidente Donald Trump, quien no tardó en atribuirse el mérito de la inversión. En una publicación en su plataforma Truth Social, Trump escribió: “La razón es la fe en lo que estamos haciendo. Sin eso, no invertirían ni diez centavos. ¡Gracias, Tim Cook y Apple!”.
Sin embargo, analistas como Dan Ives de Wedbush Securities sugieren que esta movida es más una estrategia para navegar las aguas turbulentas de las tensiones comerciales que un cambio radical en la dependencia de Apple de la manufactura china. “Cook sigue demostrando que es un 10% político y un 90% CEO”, comentó Ives, destacando la habilidad del ejecutivo para equilibrar las demandas de la administración Trump con los intereses comerciales de la empresa.
La inversión de Apple no solo tiene ramificaciones políticas, sino también económicas y tecnológicas. En enero, la compañía reportó ganancias trimestrales récord de $36.3 mil millones, con América como su mercado más grande. La expansión en inteligencia artificial y la producción de servidores locales podrían consolidar su liderazgo en una industria cada vez más competitiva, donde gigantes como Google, Microsoft y Amazon también están invirtiendo fuertemente en IA generativa.
Además, el anuncio refleja una tendencia más amplia en la industria tecnológica: la necesidad de diversificar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de China, especialmente en un entorno de tensiones geopolíticas y aranceles crecientes. Trump ha impuesto tarifas adicionales del 10% sobre productos chinos, argumentando que esto incentivará a las empresas a fabricar más en EE.UU. Sin embargo, críticos advierten que estos costos podrían trasladarse a los consumidores, encareciendo productos como los iPhones.
La inversión de $500 mil millones de Apple en EE.UU. es un hito significativo, pero también plantea preguntas cruciales: ¿Es este el comienzo de un cambio estructural en la manufactura global de tecnología? ¿O es simplemente una jugada táctica para apaciguar las presiones políticas y arancelarias? En un mundo donde la innovación y la geopolítica están cada vez más entrelazadas, las decisiones de gigantes como Apple no solo moldean el futuro de la tecnología, sino también el equilibrio económico global.
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