El procurador metropolitano detalla el proceso legal y los próximos pasos para la administración del ícono deportivo
El Estadio Olímpico Atahualpa regresa a manos del municipio de Quito tras 59 años de administración de la Concentración Deportiva de Pichincha. Andrés Segovia, procurador metropolitano, detalla en entrevista con “A Primera Hora” el proceso de reversión basado en incumplimientos contractuales. El municipio asume ahora el control del estadio, enfrentando desafíos legales y de infraestructura mientras planea su intervención técnica y administrativa a través de Quito Turismo.

“La reversión se produce por incumplimiento de las obligaciones establecidas en el acto normativo de 1966”, afirma Segovia. El procurador destaca que la Concentración Deportiva de Pichincha no realizó el mantenimiento adecuado ni construyó áreas deportivas como box, esgrima y ping pong, como estipulaba el contrato. Además, denuncia la transferencia indebida de áreas a terceros y el incumplimiento en la entrega de entradas al municipio. “Estos hechos configuran la cláusula de reversión, devolviendo el estadio a su estado anterior”, concluye.
El Estadio Olímpico Atahualpa fue donado por el municipio de Quito en 1966 mediante un decreto supremo. El contrato establecía obligaciones específicas para la Concentración Deportiva de Pichincha, incluyendo el mantenimiento del estadio y la construcción de instalaciones deportivas complementarias. Tras décadas de administración, el municipio realizó una inspección técnica en mayo que reveló múltiples incumplimientos, facilitando la reversión legal.
La entrevista revela tensiones entre el municipio y la Concentración Deportiva de Pichincha, quienes argumentan que el estadio representa el 45% de su presupuesto anual y afirman que fue una permuta, no una donación. Sin embargo, Segovia desmiente esta afirmación, explicando que el municipio cumplió con entregar terrenos en 1971 como parte del acuerdo. El ministerio de Deporte también ha intervenido, removiendo a las autoridades de la concentración, aunque esto no afecta la reversión ya ejecutada.

La reversión del Estadio Olímpico Atahualpa representa un hito jurídico y político para el municipio de Quito. ¿Logrará la administración municipal transformar este ícono deportivo en un espacio funcional y accesible para la comunidad? Mientras el municipio planea intervenciones técnicas a través de Quito Turismo, surge la pregunta: ¿cómo se equilibrarán los intereses deportivos con los económicos en la nueva administración? Invitamos a nuestros lectores a debatir: ¿considera que la reversión del estadio beneficiará el deporte quiteño o podría generar conflictos de intereses?
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